1 Crónicas 16:8-11; Salmo 105:1-15; Deuteronomio 4:9-10, 29, 40; Mateo 6:33; Romanos 8:9
¡Alaben al Señor, proclamen su nombre, testifiquen de
sus proezas entre los pueblos! ¡Cántenle,
cántenle salmos! ¡Hablen de sus maravillosas obras! ¡Gloríense en su nombre santo! ¡Alégrense de veras los que buscan al Señor! ¡Refúgiense en el Señor y en su fuerza,
busquen siempre su presencia! ¡Recuerden
las maravillas que ha realizado, los prodigios y los juicios que ha emitido!
Den gracias al Señor, invoquen su nombre; den
a conocer sus obras entre las naciones. Cántenle,
entónenle salmos; hablen de todas sus maravillas. Siéntanse orgullosos de su santo nombre;
alégrese el corazón de los que buscan al Señor.
Recurran al Señor y a su fuerza; busquen siempre su rostro. Recuerden
las maravillas que ha realizado, sus señales, y los decretos que ha emitido. ¡Ustedes,
descendientes de Abraham su siervo! ¡Ustedes, hijos de Jacob, elegidos suyos! Él es el Señor, nuestro Dios; en toda la
tierra están sus decretos. Él siempre
tiene presente su pacto, la palabra que ordenó para mil generaciones. Es el pacto que hizo con Abraham, el
juramento que le hizo a Isaac. Se lo
confirmó a Jacob como un decreto, a Israel como un pacto eterno, cuando dijo:
"Te daré la tierra de Canaán como la herencia que te toca." Aun cuando eran pocos en número, unos cuantos
extranjeros en la tierra que andaban
siempre de nación en nación y de reino en reino, a nadie permitió que los oprimiera, sino que
por ellos reprendió a los reyes: No
toquen a mis ungidos; no hagan daño a mis profetas.
¡Pero tengan cuidado! Presten atención y no
olviden las cosas que han visto sus ojos, ni las aparten de su corazón mientras
vivan. Cuéntenselas a sus hijos y a sus nietos.
El día que ustedes estuvieron ante el Señor su Dios en Horeb, él me
dijo: Convoca al pueblo para que se presente ante mí y oiga mis palabras, para
que aprenda a temerme todo el tiempo que viva en la tierra, y para que enseñe
esto mismo a sus hijos.
Pero si desde allí buscas al Señor tu Dios con
todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás.
Obedece sus preceptos y normas que hoy te
mando cumplir. De este modo a ti y a tus descendientes les irá bien, y
permanecerán mucho tiempo en la tierra que el Señor su Dios les da para siempre.
Más bien, busquen primeramente el reino de
Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
Sin embargo, ustedes no viven según la
naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios
vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
Estoy
muy agradecido por lo que mi Padre Celestial ha hecho por mí. Continuamente invoco el nombre del Señor Jesús
mi Dios y lo daré a conocer entre las personas a través de Su obra en mí. Soy diligente
en mi adoración a El, cantare alabanzas continuamente. Medito y hablo de Sus
obras sin cesar. ¡Mi corazón se regocija
en Su presencia! Soy constante y me esfuerzo
en buscarlo y me refugio en Su fuerza. Amo a mi Señor Jesús con todo mi corazón y
permanezco continuamente en Su presencia.
Si no has
recibido a Jesús tú Señor simplemente
has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre
Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que
Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el
Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16;
Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en
otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu
Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste
de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo
Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra
te bendice favor de hacérmelo saber.
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