viernes, 21 de septiembre de 2012

En el Señor Jesús he sido restaurado.


Nahum 2:2-9; Joel 2:25; Gálatas 3:13-14; 4:5-6; Filipenses 4:19; Romanos 8:32; Proverbios 6:30-31; Génesis 13:2

Porque el Señor restaura la majestad de Jacob, como la majestad de Israel, pues los destructores lo han arrasado; han arruinado sus sarmientos. Rojo es el escudo de sus valientes; de púrpura se visten los guerreros. Mientras se alistan para la batalla y los guerreros agitan sus lanzas. Desaforados corren los carros por las calles, irrumpen con violencia por las plazas. Son como antorchas de fuego, como relámpagos zigzagueantes. Convoca el rey de Nínive a sus tropas escogidas, que en su carrera se atropellan, para levantar la barricada, pero se abren las compuertas de los ríos y el palacio se derrumba.  Ya está decidido: la ciudad  será llevada al exilio. Gimen sus criadas como palomas, y se golpean el pecho.  Nínive es como un estanque roto cuyas aguas se derraman. "¡Deténganse!"  "¡Deténganse!", les gritan, pero nadie vuelve atrás.  ¡Saqueen la plata! ¡Saqueen el oro! El tesoro es inagotable, y abundan las riquezas y los objetos preciosos.

Yo les compensaré a ustedes por los años en que todo lo devoró ese gran ejército de langostas que envié contra ustedes: las grandes, las pequeñas, las larvas y las orugas.

Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: "Maldito todo el que es colgado de un madero."  Así sucedió, para que, por medio de Cristo Jesús, la bendición prometida a Abraham llegara a las naciones, y para que por la fe recibiéramos el Espíritu según la promesa.

Para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos. Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: "¡Abba! ¡Padre!"

Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos  nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?

No se desprecia al ladrón que roba para mitigar su hambre; pero si lo atrapan, deberá devolver siete tantos lo robado, aun cuando eso le cueste todas sus posesiones.

Abram se había hecho muy rico en ganado, plata y oro.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


He sido restaurado a la posición de gloria que Dios originalmente había destinado para mí.  Aunque los destructores han tratado de devastar y arruinar mi vida, El Señor Jesús me ha redimido!  Hoy tengo todos los derechos y autoridad como hijo de Dios.  Tengo acceso libre a Su interminable provisión.  Recuperare lo que el diablo me ha robado y camino confiando plenamente que Dios es mi proveedor. ! Porque Él es dueño de todo lo creado!


Si no has recibido a  Jesús tú Señor, te invito a  hacer  la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

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