martes, 11 de octubre de 2011

Sujetando todo pensamiento a la obediencia al Señor Jesús.


2 Corintios 10:2-6; Efesios 6:10-18; 1 Timoteo 1:18-19; Hechos 7:22; 1 Corintios 1:19; Lucas 10:19; Marcos 3:27
Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne;  porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas;  derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y trayendo cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo;  y estando prestos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia fuere perfecta.

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fortaleza.  Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo;   porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra malicias espirituales en las alturas.  Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.  Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad, y vestidos de la coraza de justicia;  y calzados vuestros pies con el apresto del evangelio de paz.  Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno;  y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;  orando en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.

Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las pasadas profecías acerca de ti, milites por ellas la buena milicia;  reteniendo la fe y buena conciencia, la cual desechando algunos, naufragaron en cuanto a la fe.

He aquí os doy potestad de hollar sobre las serpientes y sobre los escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada en ningún modo os dañará.

Nadie puede entrar en la casa del hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no ata al hombre fuerte, y entonces podrá saquear su casa.



DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

Aunque vivo en el mundo, no libro las batallas como lo hace el mundo, porque las armas de mi milicia no son carnales, sino espirituales.  Tengo el poder de Cristo para derribar todas las fortalezas que se han levantado en contra del conocimiento de Dios.  Derribo y refuto todos los argumentos, teorías, razonamientos, y toda altivez que se levanten por encima del conocimiento de Dios.  Llevo cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo.   Siempre estoy listo para hacer justicia a todo acto de insubordinación y desobediencia haciéndome obediente a la Palabra de Dios siempre.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan
3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv