En el Señor Jesús he recibido la promesa del Espíritu.
Hosanna en las Alturas, Jesús es el Señor
Gálatas 3:22-29; 2:20-21; 4:4-6; Romanos
3:20-26; 4:11; 6:3-4; 8:17; 10:4; Juan 1:12; 3:3; 2 Corintios 5:17, 21
Pero la Escritura lo
encerró todo bajo pecado, para que la
promesa que es por la fe en Jesucristo fuera dada a los creyentes. Pero antes
que llegara la fe, estábamos confinados
bajo la Ley, encerrados para aquella fe
que iba a ser revelada. De manera que la Ley ha sido nuestro guía para llevarnos
a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe. Pero ahora que ha
venido la fe, ya no estamos bajo un
guía, porque todos sois hijos de Dios
por la fe en Cristo Jesús, pues todos
los que habéis sido bautizados en Cristo,
de Cristo estáis revestidos. Ya
no hay judío ni griego; no hay esclavo
ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo
Jesús. Y si vosotros sois de
Cristo, ciertamente descendientes de
Abraham sois, y herederos según la promesa.
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por
mí. No desecho la gracia de Dios, pues
si por la Ley viniera la justicia,
entonces en vano murió Cristo.
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo,
Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y
nacido bajo la Ley, para redimir a los
que estaban bajo la Ley, a fin de que
recibiéramos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a
vuestros corazones el Espíritu de su Hijo,
el cual clama: "¡Abba, Padre!"
Porque por las obras de la Ley ningún ser
humano será justificado delante de él, ya que por medio de la Ley es el
conocimiento del pecado. Pero ahora,
aparte de la Ley, se ha
manifestado la justicia de Dios, testificada por la Ley y por los
Profetas: la justicia de Dios por medio
de la fe en Jesucristo, para todos los
que creen en él, porque no hay
diferencia, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios,
y son justificados gratuitamente por su
gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su
sangre, para manifestar su
justicia, a causa de haber pasado por
alto, en su paciencia, los pecados pasados, con miras a manifestar
en este tiempo su justicia, a fin de que
él sea el justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
Y recibió la circuncisión como señal,
como sello de la justicia de la fe que tuvo cuando aún no había sido
circuncidado, para que fuera padre de
todos los creyentes no circuncidados, a
fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia.
¿O no sabéis que todos los que hemos sido
bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?, porque somos sepultados juntamente con él
para muerte por el bautismo, a fin de
que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
Y si hijos,
también herederos; herederos de
Dios y coherederos con Cristo, si es que
padecemos juntamente con él, para que
juntamente con él seamos glorificados.
Pues el fin de la Ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
Le respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo que el que no nace de
nuevo no puede ver el reino de Dios.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es:
las cosas viejas pasaron; todas
son hechas nuevas.
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en
él.
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
He recibido lo prometido
por el Padre Celestial por la fe en el Señor Jesús. No me he basado en las
obras de la ley con el fin de alcanzar la promesa; porque la Ley fue dada para que me
guíe a el Señor Jesús, para que pudiera ser justificado que la confianza puesta
en El. Por lo tanto, ya no estoy bajo la supervisión de la ley. Soy un hijo de
Dios por la fe de Jesucristo, porque cuando fui bautizado en Cristo, fui revestido
de Unción del Señor Jesús. Como todos mis hermanos en Cristo se han sido revestidos
en la misma Unción de Jesucristo, ya no hay ninguna distinción entre razas,
clases sociales o de género, porque todos somos uno en él. Soy un nacido de
nuevo- hijo de Dios. Soy de Cristo. Por lo tanto, soy de la simiente de Abraham
y heredero de la promesa.
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti
en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo»
(Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo
venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del
Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra.
Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre
los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como
lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección:
enriqueibarra.@integra.com.sv