Daniel 3:28-30; Proverbios 3:5-6; Deuteronomio 28:14; Éxodo 23:20-23; Génesis 39:2-5; Hechos 1:8
Entonces exclamó Nabucodonosor: ¡Alabado sea el Dios
de estos jóvenes, que envió a su ángel y los salvó! Ellos confiaron en él y,
desafiando la orden real, optaron por la muerte antes que honrar o adorar a
otro dios que no fuera el suyo. Por tanto, yo decreto que se descuartice a
cualquiera que hable en contra del Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, y que su
casa sea reducida a cenizas, sin importar la nación a que pertenezca o la
lengua que hable. ¡No hay otro dios que pueda salvar de esta manera!» Después
de eso el rey promovió a Sadrac, Mesac y Abednego a un alto puesto en la
provincia de Babilonia.
Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu
propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas.
Jamás te apartes de ninguna de las palabras
que hoy te ordeno, para seguir y servir a otros dioses.
Date cuenta, Israel, que yo envío mi ángel
delante de ti, para que te proteja en el camino y te lleve al lugar que te he
preparado. Préstale atención y obedécelo. No te rebeles contra él, porque va en
representación mía y no perdonará tu rebelión. Si lo obedeces y cumples con todas mis
instrucciones, seré enemigo de tus enemigos y me opondré a quienes se te
opongan. Mi ángel te guiará y te introducirá en la tierra de estos pueblos que
voy a exterminar: tierra de amorreos, hititas, ferezeos, cananeos, heveos y
jebuseos.
Ahora bien, el Señor estaba con José y las
cosas le salían muy bien. Mientras José vivía en la casa de su patrón egipcio, éste se dio cuenta de que el Señor estaba con
José y lo hacía prosperar en todo. José
se ganó la confianza de Potifar, y éste lo nombró mayordomo de toda su casa y
le confió la administración de todos sus bienes. Por causa de José, el Señor
bendijo la casa del egipcio Potifar a partir del momento en que puso a José a
cargo de su casa y de todos sus bienes. La bendición del Señor se extendió
sobre todo lo que tenía el egipcio, tanto en la casa como en el campo.
Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre
ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda
Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
Doy alabanza, adoración y honra
a el Padre del Señor Jesús mi Dios, y prefiero morir antes que adorar a otro
dios que no sea mi Dios. E Señor envía a su ángel para librarme de las manos de
mis perseguidores. , me mantengo firme en Su Palabra creyendo y haciendo lo que
ella me dice y El, los reduce a nada en
mi presencia, y aprueba la posición de autoridad que me ha delegado.
Si no has
recibido a Jesús tú Señor simplemente
has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre
Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que
Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu
Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos
8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras
lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu
Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste
de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo
Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra
te bendice favor de hacérmelo saber.