domingo, 1 de abril de 2012

Bendito en que viene en el Nombre del Señor.


Salmo 118:25-27; Gálatas 4:5-6; Génesis 39:2-5; Deuteronomio 28:12; Salmo 5:11-12; Romanos 8:14-17

¡O YAHWEH, sálvanos ahora! ¡O YAHWEH, manda ahora prosperidad!  Bendito es el que viene en el Nombre de YAHWEH [Yahshúa]. Te bendecimos desde la casa de YAHWEH.  Elohim es YAHWEH, y Él ha resplandecido sobre nosotros. Únanse a la Festividad de peregrinaje con ramas todo el camino hasta los cuernos del altar.

Para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos.  Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Abba! ¡Padre!

Ahora bien, el Señor estaba con José y las cosas le salían muy bien. Mientras José vivía en la casa de su patrón egipcio, éste se dio cuenta de que el Señor estaba con José y lo hacía prosperar en todo.  José se ganó la confianza de Potifar, y éste lo nombró mayordomo de toda su casa y le confió la administración de todos sus bienes. Por causa de José, el Señor bendijo la casa del egipcio Potifar a partir del momento en que puso a José a cargo de su casa y de todos sus bienes. La bendición del Señor se extendió sobre todo lo que tenía el egipcio, tanto en la casa como en el campo.

El Señor abrirá los cielos, su generoso tesoro, para derramar a su debido tiempo la lluvia sobre la tierra, y para bendecir todo el trabajo de tus manos. Tú les prestarás a muchas naciones, pero no tomarás prestado de nadie.

Pero que se alegren todos los que en ti buscan refugio; ¡que canten siempre jubilosos! Extiende tu protección, y que en ti se regocijen todos los que aman tu nombre. Porque tú, Señor, bendices a los justos; cual escudo los rodeas con tu buena voluntad.

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: ¡Abba! ¡Padre! El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria.


  DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


Cuando mi Padre Celestial me envía hacer algo a través de Su Espíritu, estoy atento y lo hogo de inmediato en el nombre de el Señor Jesús y mi El me otorga el éxito en todo lo que me ha mandado. Soy su propio hijo, (porque fui comprado con la sangre de el Señor Jesús) portador de Su poderoso Nombre, y disfruto de todos los beneficios de ser Su hijo. Él me hecho luz con Su brillo a mi favor  y me ha dado todos los derechos de Su Reino.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

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