lunes, 12 de diciembre de 2011

El Señor Jesús me da Su Palabra para que la comparta a mi prójimo.


Ezequiel 33: 7-9; Daniel 12:3; Proverbios 11:30; Ezequiel 3:17-27; Juan 16:13; Judas 1:23

Pues a ti, hombre, yo te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Tú deberás recibir mis mensajes y comunicarles mis advertencias.  Puede darse el caso de que yo pronuncie sentencia de muerte contra un malvado; pues bien, si tú no hablas con él para advertirle que cambie de vida, y él no lo hace, ese malvado morirá por su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte.  Si tú, en cambio, adviertes al malvado que cambie de vida, y él no lo hace, él morirá por su pecado, pero tú salvarás tu vida.

Los hombres sabios, los que guiaron a muchos por el camino recto, brillarán como la bóveda celeste. ¡Brillarán para siempre, como las estrellas!

La justicia da vida; la violencia la quita.

A ti, hombre, yo te he puesto de centinela para el pueblo de Israel. Cuando yo te comunique algún mensaje, deberás anunciárselo de mi parte, para que estén advertidos. Puede darse el caso de que yo pronuncie sentencia de muerte contra un malvado; pues bien, si tú no hablas a ese malvado y lo exhortas a dejar su mala conducta para que pueda seguir viviendo, él morirá por su pecado, pero yo te pediré a ti cuentas de su muerte.  Si tú, en cambio, adviertes al malvado y él no deja su maldad ni su mala conducta, él morirá por su pecado, pero tú salvarás tu vida.  También puede darse el caso de que un hombre recto deje su vida de rectitud y haga lo malo, y que yo lo ponga en peligro de caer; si tú no se lo adviertes, morirá. Yo no tomaré en cuenta el bien que haya hecho y morirá por su pecado, pero a ti te pediré cuentas de su muerte.  Si tú, en cambio, exhortas a ese hombre a no pecar y él no peca, seguirá viviendo, porque hizo caso de la exhortación, y tú salvarás tu vida.  El Señor puso allí mismo su mano sobre mí y me dijo: Levántate y sal a la llanura, que allí te voy a hablar. Me levanté y salí a la llanura, y allí vi la gloria del Señor como la había visto a orillas del río Quebar. Me incliné hasta tocar el suelo con la frente,  pero el poder de Dios entró en mí y me hizo poner de pie. Entonces el Señor me habló de esta manera: Ve y enciérrate en tu casa.  Mira, te van a atar con cuerdas, de manera que no podrás salir y estar con el pueblo. Además yo haré que la lengua se te quede pegada al paladar, y que te quedes mudo. No podrás reprenderlos, aunque son un pueblo rebelde. Pero cuando yo quiera decirte algo, te devolveré el habla y entonces les dirás: Esto dice el Señor. El que quiera oír, oirá, pero el que no quiera, no oirá. Porque son un pueblo rebelde.

Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oye y os hará saber las cosas que van a suceder.

Salvad a unos, sacándolos del fuego, y  tened compasión de otros, aunque guardándoos de ellos y aborreciendo incluso la ropa que visten, que está contaminada por su mala vida.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Soy un vigilante que da la alerta de compartir el mensaje del Evangelio de Jesucristo y de mostrar el Camino de Justicia.  No doy la espalda al pecador ni tomo parte en su destrucción, sino por el contrario, le comparto el mensaje de salvación que es el Señor Jesus.  Con la Palabra de Dios y Su Santo Espíritu como guía puedo proporcionar la dirección a las personas que me rodean y tener una cosecha masiva de almas, ya que veo en cada persona un hermano potencial en el Señor Jesús.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv