martes, 15 de marzo de 2011

Soy Buena Tierra


Mateo 13: 8-12 RV95
Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga. Entonces, acercándose los discípulos, le preguntaron: ¿Por qué les hablas por parábolas? Él, respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no les es dado, pues a cualquiera que tiene, se le dará y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Yo soy buena tierra y la Palabra de Dios que ha sido sembrada en mi corazón da un rendimiento de cosecha mucho más grande de lo que he sembrado. Está escrito que debo de abrir mis oídos para escuchar la Palabra de Dios. Veo y considero todo lo que Jesús me dice. Dios me ha dado la capacidad de conocer secretos y planes (misterios) del reino de los cielos.  Jesús me ha dado sabiduría y conocimiento,  y Dios está derramando continuamente más y más en mi vida para que lleve más fruto para alabanza de Su Gloria.  Todo mi ser,  espíritu, alma y cuerpo, se nutren de la plenitud de Sus leyes de la abundancia.


Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.