domingo, 15 de enero de 2012

Toda la Autoridad y Poder del Señor Jesús he recibido.


 Marcos 16:15-20; Isaías 61:1-3; Mateo 28:18-20; Colosenses 1:23; 2 Corintios 5:18-20; Juan 3:18, 36; Hechos 2:4; 5:12; Lucas 9:1-2; 1 Corintios 14:5; Hebreos 2:11; Efesios 2:6

Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.  Por tanto,  id y haced discípulos  a todas las naciones,  bautizándolos en el nombre del  Padre,  del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.  Y yo estoy con vosotros todos los días,  hasta el fin del mundo.  Amén.

El espíritu de Jehová, el Señor, está sobre mí, porque me ha ungido Jehová.  Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel;  a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová y el día de la venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los que están de luto; a ordenar que a los afligidos de Sión  se les dé esplendor en lugar de ceniza,  aceite de gozo  en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado.  Serán llamados  Árboles de justicia, Plantío de Jehová",  para gloria suya.
 
Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.  Por tanto,  id y haced discípulos  a todas las naciones,  bautizándolos en el nombre del  Padre,  del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.  Y yo estoy con vosotros todos los días,  hasta el fin del mundo.  Amén.

Pero es necesario que permanezcáis fundados y firmes en la fe,  sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído,  el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo  y del cual yo,  Pablo,  fui hecho ministro.

Y todo esto proviene de Dios,  quien nos reconcilió consigo mismo  por Cristo,  y nos dio el ministerio de la reconciliación: Dios estaba en Cristo reconciliando  consigo al mundo,  no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados,  y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.  Así que,  somos embajadores en nombre de Cristo,  como si Dios rogara por medio de nosotros;  os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

El que en él cree no es condenado;  pero el que no cree ya ha sido condenado,  porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

El que cree en el Hijo tiene vida eterna;  pero el que se niega a creer en el Hijo no verá la vida,  sino que la ira de Dios está sobre él.

Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas,  según el Espíritu les daba que hablaran.

Por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo.  Estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón.

Reuniendo a sus doce discípulos,  les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para sanar enfermedades.  Y los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos.

Yo desearía que todos vosotros hablarais en lenguas,  pero más aún que profetizarais,  porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas,  a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.

Porque el que santifica  y los que son santificados,  de uno son todos;  por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos

Juntamente con él nos resucitó,  y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.
 
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

He recibido el poder mas grande del que hay en la tierra, el Espíritu Santo para anunciar el Evangelio de el Señor Jesús con toda Su autoridad a todos los que me rodean y están en contacto. Los que creen y son bautizados serán salvos, pero aquellos que no creen que se mantendrá condenados. A medida que camino y crezco en la confianza en la Palabra de Dios (fe), estas señales me acompañan: hablo en lenguas por que Su Espíritu esta en mi,  en el nombre de Jesús, echo fuera los demonios, no le temo a ningún animal ferros o ponzoñoso  que me quiera atacar, y si mediaran alguna cosa mortífera sé que no me hará daño, y cuando pongo mis manos sobre los enfermos que se recuperan y son sanados, y se muy bien que el que obra en mi es el Señor  Jesús mi Dios. Él es mi Señor, mi Dios, mi Rey, mi hermano mayor, Intercesor y Sumo Sacerdote de mi confesión, y  ahora está sentado a la diestra de la Majestad en las Alturas, y Él ha hecho sentar a la diestra del  Padre Celestial  (como parte de Su cuerpo). Voy a anunciar las Buenas Nueva de salvación por e siempre esta conmigo, y lo ha confirmando en Su Palabra.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv