lunes, 14 de marzo de 2011

Jesús Me Ha Dado De Sus Dones A Través Del Espíritu Santo


1 Corintios 12:6-11 RV95
Y hay diversidad de actividades, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para el bien de todos.  A uno es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.  A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas, y a otro, interpretación de lenguas.  Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


Entiendo perfectamente que hay diferentes dones que el Espíritu da y que cualquiera de ellos puede obrar en mi vida en un momento dado. También sé que todo don espiritual que opera en mi vida, me ha sido dado para el bien común y para la edificación de todos.  A pesar que puedo funcionar en cualquier don espiritual, sé que no tengo monopolio sobre ellos, ya que en medio de la congregación el Espíritu es quien dirige. Puedo hablar palabra de sabiduría o palabra de conocimiento, puedo operar en la fe sobrenatural, realizar sanidades, hacer obras milagrosas, profetizar, discernir los espíritus (distinguir entre ellos o recibir alguna revelación de ellos), profetizar en lenguas, o dar la interpretación de lenguas, pero todo esto lo hago conforme a la voluntad del Espíritu Santo.


Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.