martes, 3 de abril de 2012

La verdad de la Palabra del Señor Jesús mi Dios.


2 Crónicas 20:2-5; Filipenses 4:6-9; Efesios 1:3, 11, 17-23; Isaías 43:26; 55:11; Salmo; 56:1-11; Números 14:5-9

Esto se le informó a Josafat: Viene un gran ejército contra ti desde Edom, desde el otro lado del Mar Muerto y ya está en Jazezón Tamar, es decir en Engadi. Josafat se llenó de temor y buscó la ayuda del Señor, así que proclamó ayuno en todo Judá. También desde todo el territorio de Judá llegaron otros para pedir juntos la ayuda del Señor.  Josafat se puso de pie frente al atrio nuevo del templo del Señor, ante la asamblea de Judá y Jerusalén.

No se preocupen por nada, más bien pídanle al Señor lo que necesiten y agradézcanle siempre. Verán que Dios les dará su paz, una paz tan grande que va más allá de lo que podemos entender. La paz de Dios controlará todos sus pensamientos y sentimientos porque están unidos a Cristo Jesús. En fin, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, noble, correcto, puro, hermoso y admirable. También piensen en lo que tiene alguna virtud, en lo que es digno de reconocimiento. Mantengan su mente ocupada en eso. Hagan todo lo que les enseñé, todo lo que aprendieron al verme y oírme, y el Dios de paz estará con ustedes.

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo que nos ha dado toda clase de bendiciones espirituales en los cielos a través de Cristo.

Dios nos escogió por medio de Cristo para ser su pueblo, tal como ya lo tenía planeado pues él actúa de manera que todo lo que suceda salga de acuerdo con su voluntad.

Ruego que Dios, el Padre glorioso de nuestro Señor Jesucristo, les dé el Espíritu, fuente de sabiduría, para que entiendan los secretos de Dios y lleguen a conocerlo verdaderamente.  Pido que Dios los ilumine con entendimiento para que vean su verdad y sepan lo que tiene preparado para sus escogidos. Entonces podrán participar de las ricas y abundantes bendiciones que él ha prometido a su pueblo santo. Verán también lo grande que es el poder que Dios da a los que creen en él. Es el mismo gran poder  con el que Dios resucitó a Cristo de entre los muertos y le dio el derecho de sentarse a su lado en el cielo. Dios ha puesto a Cristo por encima de cualquier autoridad, poder, gobierno o dominio, tanto de este mundo como del que está por venir. Dios puso todo bajo el mando de Cristo y lo escogió como máxima autoridad de todo para bien de la iglesia. Cristo llena todo con su presencia, y en la iglesia se muestra todo lo que él es.

Defiende tu causa contra mí, vamos juntos al tribunal. Presenta tu caso y demuestra que tienes razón.

Así también pasa con mi mensaje, no volverá a mí vacío, sino que hará lo que yo quiero y cumplirá bien el propósito para el que lo envío.

Dios mío, ten compasión de mí porque hay gente que me persigue. En todo momento me ataca y oprime. Mis enemigos me atacan constantemente, son muchos los que me atacan con arrogancia.  Pero cuando siento miedo, pongo toda mi confianza en ti. Confío en Dios y alabo su palabra. Si tengo puesta mi confianza en él, ¿qué podrá hacerme el ser humano?  Siempre están tergiversando mis palabras y planeando hacerme daño. Se reúnen y me acechan, vigilan todos mis movimientos, esperando la oportunidad de asesinarme. ¿Será que van a escapar de su propia maldad? Dios mío, destruye con tu furia a esos pueblos.  Tú has visto mi sufrimiento, has recogido mis lágrimas ¿Acaso no tienes todo eso registrado en tu libro? Mis enemigos huirán cuando yo pida tu ayuda. Yo sé que Dios está de mi parte.  Alabo a Dios por su promesa, alabo al Señor por la promesa que me hizo.  Confío en Dios, ¿qué puede hacerme el ser humano?

Moisés y Aarón se tiraron al suelo, rostro en tierra, en frente de toda la comunidad de los israelitas. Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, dos de los que exploraron la tierra, rasgaron su ropa en señal de tristeza  y le dijeron a toda la comunidad: —La tierra que exploramos es una tierra muy buena. Si el Señor está satisfecho con nosotros, él nos llevará a esta tierra y nos la dará; es una tierra que rebosa de leche y miel. Así que no se rebelen contra el Señor, y no le tengan miedo a la gente de esa tierra porque los derrotaremos fácilmente. Ellos no tienen quien los proteja, en cambio el Señor está con nosotros, así que no hay que tenerle miedo a esa gente.


  DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

No me enfoco en los informes de lo que esta ocurriendo a mí alrededor o en mi cuerpo porque son una realidad pasajera. Porque todos los informes que contradicen la Palabra del Señor Jesús mi Dios, son falsos y engañosos. Todo el poder creador de los cielos y la tierra, en el Señor Jesús hoy están dentro de mí a través del Espíritu Santo, el mismo que levanto a el Señor Jesús de los muertos, esta obrando dentro de mi. Él es fiel a Su Palabra y lo que ha dicho me sucederá, y dará la victoria total sobre dicho informe. Me debo enfocar en Su Palabra, meditar en ella y rendirme al Padre del Señor Jesucristo porque Él puede y con El soy más que vencedor.  Por lo tanto, no importa que tan grande sea la mala fama del informe ya esta derrotado porque se ha levantado en contra de uno de los hijos de Dios y Él dice que no hay arma forjada por hombre y esta prospere.  No hay nada que temer porque el Señor Jesús esta dentro de mi. Reclamo en el nombre de Jesús mi herencia como hijo de Dios que es Paz, gozo, sanidad, y prosperidad que ya me pertenecen.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

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