miércoles, 7 de marzo de 2012

Dichoso el anda en el camino del Señor Jesús.


Salmo 119:1-8; 37:4-5; Deuteronomio 4:29; 28:1-14; Hebreos 12:14-17

Dichosos los que van por caminos perfectos, los que andan conforme a la ley del Señor. Dichosos los que guardan sus estatutos y de todo corazón lo buscan. Jamás hacen nada malo, sino que siguen los caminos de Dios. Tú has establecido tus preceptos, para que se cumplan fielmente.  ¡Cuánto deseo afirmar mis caminos para cumplir tus decretos!  No tendré que pasar vergüenzas cuando considere todos tus mandamientos.  Te alabaré con integridad de corazón, cuando aprenda tus justos juicios.  Tus decretos cumpliré; no me abandones del todo.

Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón.  Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará

Pero si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás.

Si realmente escuchas al Señor tu Dios, y cumples fielmente todos estos mandamientos que hoy te ordeno, el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas las naciones de la tierra. Si obedeces al Señor tu Dios, todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te acompañarán siempre: Bendito serás en la ciudad, y bendito en el campo. Benditos serán el fruto de tu vientre, tus cosechas, las crías de tu ganado, los terneritos de tus manadas y los corderitos de tus rebaños. Benditas serán tu canasta y tu mesa de amasar. Bendito serás en el hogar, y bendito en el camino. El Señor te concederá la victoria sobre tus enemigos. Avanzarán contra ti en perfecta formación, pero huirán en desbandada. El Señor bendecirá tus graneros, y todo el trabajo de tus manos. El Señor tu Dios te bendecirá en la tierra que te ha dado. El Señor te establecerá como su pueblo santo, conforme a su juramento, si cumples sus mandamientos y andas en sus caminos.  Todas las naciones de la tierra te respetarán al reconocerte como el pueblo del Señor. El Señor te concederá abundancia de bienes: multiplicará tus hijos, tu ganado y tus cosechas en la tierra que a tus antepasados juró que te daría. El Señor abrirá los cielos, su generoso tesoro, para derramar a su debido tiempo la lluvia sobre la tierra, y para bendecir todo el trabajo de tus manos. Tú les prestarás a muchas naciones, pero no tomarás prestado de nadie. El Señor te pondrá a la cabeza, nunca en la cola. Siempre estarás en la cima, nunca en el fondo, con tal de que prestes atención a los mandamientos del Señor tu Dios que hoy te mando, y los obedezcas con cuidado. Jamás te apartes de ninguna de las palabras que hoy te ordeno, para seguir y servir a otros dioses.

Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos; y de que nadie sea inmoral ni profano como Esaú, quien por un solo plato de comida vendió sus derechos de hijo mayor. Después, como ya saben, cuando quiso heredar esa bendición, fue rechazado: No se le dio lugar para el arrepentimiento, aunque con lágrimas buscó la bendición.

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Me mantengo apartado de los caminos del mundo y soy bendecido en todo lo que hago.  Mi deleite está en la Palabra de Dios.  Guardo los testimonios de Dios y le busco con todo mi corazón.  Me rehúso a permitir que el pecado manche mi vida y me robe las bendiciones de Dios.  Mi comportamiento es constante y sin fluctuaciones.  No hay ninguna razón para estar avergonzado, porque doy el máximo respeto a los mandamientos  del Señor Jesus.  Camino en continua alabanza y adoración para mi Padre Celestial,  Él está conmigo en todo lo que hago.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
hosanna.enriqueibarra@gmail.com

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