miércoles, 23 de marzo de 2011

El Señor Jesús Me Ha Cubierto Con Su Manto


Ezequiel 16:8 -14
Pasé otra vez junto a ti y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores. Entonces extendí mi manto sobre ti y cubrí tu desnudez; te hice juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová, el Señor, y fuiste mía. Te lavé con agua, lavé tus sangres de encima de ti y te ungí con aceite. Luego te puse un vestido bordado, te calcé de tejón, te ceñí de lino y te cubrí de seda. Te atavié con adornos, puse brazaletes en tus brazos y un collar en tu cuello. Puse joyas en tu nariz, zarcillos en tus orejas y una hermosa corona en tu cabeza. Así fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido bordado era de lino fino y seda. Comiste flor de harina de trigo, miel y aceite. Fuiste embellecida en extremo y prosperaste hasta llegar a reinar.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Dios ha extendido Su manto sobre mí y cubrió mi desnudez. El Señor Jesús me ha dado Su solemne juramento de que nunca me dejará ni me desamparará. Él me ha limpiado de mi culpabilidad con Su Preciosa Sangre, me ha glorificado, y me ha vestido con ropa costosa y fina. Él me alimenta con abundancia de ricos y delicados manjares. Él prospera todo lo que pone en mi mano. Juntos, tenemos un pacto de alianza. Todo lo que Él es y todo lo que Él tiene es mío, y todo lo que soy y todo lo que tengo le pertenecen a Jesús.

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.