jueves, 20 de octubre de 2011

Alaben la misericordia del Señor Jesús y Sus Maravillas.


Salmo 107:20-21; Mateo 8:8; 2Reyes 20:5; Isaías 53:4-5; Salmo 30:2; Proverbios 3:3-5
Envió su palabra  y los sanó;  los libró de su ruina.  ¡Alaben la misericordia de Jehová  y sus maravillas para con los hijos de los hombres!

Respondió el centurión y dijo: Señor,  no soy digno de que entres bajo mi techo;  solamente di la palabra y mi criado sanará

Vuelve,  y dile a Ezequías,  príncipe de mi pueblo:  Así dice Jehová,  el Dios de David,  tu padre:  He oído tu oración,  he visto tus lágrimas y voy a sanarte:  dentro de tres días subirás a la casa de Jehová.

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades  y sufrió nuestros dolores,  ¡pero nosotros lo tuvimos por azotado,  como herido y afligido por Dios!  Más él fue herido por nuestras rebeliones,  molido por nuestros pecados.  Por darnos la paz,  cayó sobre él el castigo,  y por sus llagas fuimos nosotros curados.

 Jehová,  Dios mío,  a ti clamé y me sanaste.

Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad;  átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón y hallarás gracia y buena opinión  ante los ojos de Dios y de los hombres. Confía en Jehová  con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

Dios me ha dado Su Palabra para darme vida, sanarme, y librarme de la muerte.  Su amor nunca falla.  Su Palabra realiza grandes obras y yo lo creo con todo mi corazón y no me apoyo en mi propia lógica ni sentimientos, sino que mi fe está totalmente cimentada en la Palabra del Señor Jesús mi Dios.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan
3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv