martes, 8 de marzo de 2011

Jesús Es La Paz De Mi Vida


Efesios 2: 13-15
Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.
El es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades (la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas), para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Sin Cristo, estaba lejos de Dios y ajeno a los pactos de la promesa; sin esperanza y sin Dios en este mundo. Más ahora he sido reconciliado con Dios por la sangre de Jesús.  Jesús se convirtió en mi paz, Él ha destruido todas las barreras que impedían que yo estuviera con Él.  Jesús abolió en Su carne la Ley de Moisés con sus mandamientos y normas. Lo hizo con el fin de que naciera de nuevo en Jesús, ahora soy un nuevo hombre y pertenezco a una nueva raza de personas recreado en Cristo Jesús.  En Jesús soy participante de la naturaleza divina.  Soy heredero de la familia de Dios.


Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.