martes, 19 de abril de 2011

El Poder Que Resucitó a Jesús Está En Mí.


 Efesios 1:17-23
Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo,  el Padre glorioso,  les dé el Espíritu* de sabiduría y de revelación,  para que lo conozcan mejor. Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado,  cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos,  y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos.  Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales, muy por encima de todo gobierno y autoridad,  poder y dominio,  y de cualquier otro nombre que se invoque,  no sólo en este mundo sino también en el venidero.  Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo,* y lo dio como cabeza de todo a la iglesia. Ésta,  que es su cuerpo,  es la plenitud de aquel que lo llena todo por completo.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Mi Padre celestial me ha dado un Espíritu de Sabiduría y de Revelación, para el entendimiento de los misterios (los planes de Jesús) y secretos, para que yo tenga un conocimiento profundo e íntimo de Jesús. Mi espíritu ha sido iluminado con entendimiento para conocer y comprender la esperanza de mi vocación y la inmensa riqueza de esta herencia gloriosa que me ha sido dada. Ahora tengo una comprensión completa de la extraordinaria grandeza de Su poder para conmigo. El poder que ahora reside y trabaja dentro de mí, es el mismo poder que Dios obró en el Ungido de Dios,  Su Hijo (Cristo) cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a Su diestra, muy por encima de todo principado, todo poder, todos los gobernantes de las tinieblas, todo dominio y sobre todo nombre o título que se puede dar en este mundo. Y este poder no sólo está trabajando en mí ahora, sino que seguirá trabajando a través de mí en el mundo venidero. Como Dios ha puesto todas las cosas bajo los pies de Jesús y lo designó para ser la cabeza del cuerpo (la Iglesia), de quien ahora soy parte, me he convertido en la plenitud de Jesús en esta tierra, ya que Él me llena con Su poder. Todas las cosas están bajo las plantas de mis pies ya que Jesús me ha delegado todo poder y dominio para someter todas las cosas, me ha dado el poder de usar Su Nombre, el Nombre que es sobre todo nombre que se nombra en esta tierra: Jesús es Su Nombre!!

Leer fonéticamente

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.