jueves, 31 de enero de 2013

El mismo poder del Señor Jesús esta hoy en mí.


Lucas 5:17-25; Marcos 2:8; 11:23-24; Lucas 8:43-48; 20:23; Santiago 5:14-16; Juan 20:22-23; 1Corintios 2:6-16; 2Corintios 5:20; Gálatas 4:5-6

Un día, mientras enseñaba, estaban sentados allí algunos fariseos y maestros de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea y Judea, y también de Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para sanar a los enfermos.  Entonces llegaron unos hombres que llevaban en una camilla a un paralítico. Procuraron entrar para ponerlo delante de Jesús,   pero no pudieron a causa de la multitud. Así que subieron a la azotea y, separando las tejas, lo bajaron en la camilla hasta ponerlo en medio de la gente, frente a Jesús. Al ver la fe de ellos, Jesús dijo: --Amigo, tus pecados quedan perdonados.   Los fariseos y los maestros de la ley comenzaron a pensar: ¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? Pero Jesús supo lo que estaban pensando y les dijo: --¿Por qué razonan así?  ¿Qué es más fácil decir: Tus pecados quedan perdonados, o Levántate y anda?  Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados --se dirigió entonces al paralítico--: A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Al instante se levantó a la vista de todos, tomó la camilla en que había estado acostado, y se fue a su casa alabando a Dios.
                                                
Pero inmediatamente Jesús, percibiendo en su Espíritu  que ellos decían, les dijo: "¿Por qué están pensando estas cosas?  
                                                        
¡Sí! Les digo que aquel que no dude en su corazón, sino que confíe que lo que dice sucederá, puede decir a esta montaña: '¡Vete y échate a ti misma en el mar!' Y le será hecho.  Por lo tanto les digo: Lo que sea que pidan en oración, confíen que lo están recibiendo, y será de ustedes.

Una mujer que sufría de flujo de sangre desde hacía doce años, y no podía ser sanada por nadie, se le acercó por detrás y tocó los nudos de su manto; y al instante se detuvo su hemorragia.  Jesús preguntó: "¿Quién me tocó?" Cuando todos negaron haberlo hecho, Pedro le dijo: "¡Rabí! ¡Las multitudes te están apretujando y dando empellones!"  Pero Jesús dijo: "Alguien sí me tocó, porque Yo sentí poder saliendo de Mí."   Viendo la mujer que no podía escapar inadvertida, temblando de miedo, se postró delante de Él y confesó en presencia de todo el pueblo por qué causa le había tocado y cómo había sido sanada al instante.  Le dijo a ella: "Mi hija, tu fe [confianza en mi Palabra] te ha sanado; vete en paz.

Pero El, dándose cuenta de la astucia de ellos, les dijo:

¿Hay alguno entre ustedes enfermo? Debe llamar a los ancianos de la Iglesia. Ellos orarán por él y frotarán aceite de oliva sobre él en El Nombre del Señor. La oración ofrecida con fe sanará al que está enfermo. El Señor restaurará su salud, y si ha cometido pecados, serán perdonados.  Por lo tanto, abiertamente reconozcan sus pecados el uno al otro, y oren el uno por el otro, para que sean sanados. La oración de una persona justificada es poderosa y efectiva. 

Habiendo dicho esto, sopló sobre ellos, y les dijo: "¡Reciban el Espíritu Santo de Dios!"   Si ustedes remiten los pecados de alguien, sus pecados serán remitidos; si los retienen, serán retenidos."

 Aún hay una sabiduría de la cual estamos hablando para que los que son suficientemente maduros, pero no es sabiduría de este mundo o de los gobernantes de este mundo, que están en el proceso de pasar a la otra vida.  Por el contrario, estamos comunicando una sabiduría secreta de YAHWEH, que ha estado oculta hasta ahora, pero que antes que la historia comenzara YAHWEH había decretado que nos traería gloria.  Ni uno de los gobernantes de este mundo lo ha entendido, porque si lo hubieran comprendido, no hubieran ejecutado al Señor de quien fluye esta gloria.  Pero como dice la Escritura: "Ningún ojo ha visto, ni oídos han escuchado y el corazón de nadie se ha imaginado todas las cosas que YAHWEH ha preparado para aquellos que le aman."  Es a nosotros, sin embargo, que YAHWEH ha revelado estas cosas. ¿Cómo? Por medio del Espíritu Santo. Porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las mayores profundidades de YAHWEH.  Porque, ¿quién sabe los asuntos internos de una persona, excepto el espíritu de la propia persona que mora dentro de ella? Asimismo nadie sabe los asuntos internos de YAHWEH excepto el Espíritu Santo de YAHWEH.   Ahora bien, no hemos recibido el espíritu  del mundo, sino el Espíritu Santo de YAHWEH, para que podamos entender las cosas que YAHWEH nos ha dado libremente.  Estas son las cosas de las cuales estamos hablando, cuando rechazamos la forma de hablar que dicta la sabiduría humana y, en cambio, usamos la forma de hablar que nos dicta el Espíritu Santo, por la cual explicamos cosas del Espíritu a las personas que tienen el Espíritu Santo.  Pero el hombre natural no recibe las cosas del Espíritu Santo de YAHWEH, ¡para él son absurdas! Además, él no tiene capacidad para entenderlas, porque son evaluadas por medio del Espíritu Santo.   Pero la persona que tiene el Espíritu Santo puede evaluarlo todo, mientras nadie está en la posición para evaluarlo a él.  Porque, ¿quién ha conocido la mente de YAHWEH? ¿Quién le aconsejará? ¡Pero tenemos la mente del Cristo el Mesías!

Así que, somos embajadores del Ungido de YAHWEH [Cristo]; en efecto, YAHWEH está haciendo su apelación por medio de nosotros. Lo que hacemos es apelar por medio del Ungido de YAHWEH: "¡Que sean reconciliados con YAHWEH!

Para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.  Ahora, por ustedes ser hijos, YAHWEH ha puesto en nuestros corazones el Espíritu Santo de su Hijo, el Espíritu que clama: "¡Abba!" (esto es: "¡Amado Padre!")

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Puedo ver cuando la fe ha crecido en el corazón de una persona, y como portador del poder de Dios, siempre estoy listo para orar por los enfermos y en el Nombre de Jesús para que reciban la sanidad que necesitan. En Señor Jesús tengo la capacidad y autoridad para liberar a un individuo del poder del pecado y de proporcionar la sanidad de cualquier área de su vida. La Palabra de Dios que hablo con fe es la portadora de Su Poder en esta tierra y traen liberación a los cautivos de las fuerzas de la oscuridad. En el Señor Jesús, puedo discernir los pensamientos, las preguntas y las intenciones de quienes se oponen a la Verdad y tengo toda la sabiduría que necesito para manejar cualquier situación o confrontación que venga de ellos. Soy un hombre que confía en el Señor Jesús y lo que dice Su Palabra, es decir de fe.  El poder del pecado se ha roto en mi vida.  Tengo todo el derecho y acceso al poder de sanidad que Dios tanto anhela que tenga para servirle con gozo a Él  y manifestar la gloria de Jesús en esta tierra.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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miércoles, 30 de enero de 2013

El Señor Jesús me ha dado la potestad de prohibir y de liberar.


Mateo 16:19; 6:10; 18:18; Marcos 3:27

 Te daré las llaves del reino de los cielos;  todo lo que ates en la tierra [declarar impropio e ilegal] quedará atado en el cielo,  y todo lo que desates [declarar legal] en la tierra quedará desatado en el cielo.
                                                
Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.  
                                                        
¡Sí, en verdad les digo! Cualquier cosa que prohíban en la tierra, será prohibida en el cielo, y lo que permitan en la tierra, será permitido en el cielo.

Ahora bien, nadie puede entrar en la casa de alguien fuerte y arrebatarle sus bienes a menos que primero lo ate. Sólo entonces podrá robar su casa.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


El Señor Jesús me ha dado las llaves del Reino de los Cielos.  Dios me ha dado la autoridad para atar y desatar [prohibir y de liberar].  Esta delegación de autoridad dad y el mismo Señor Jesús la establecido en Su Palabra, así que todo lo que ate en la tierra está atado en el cielo y todo lo que desate en la tierra es desatado en el cielo.  Tengo la comprensión de Su Palabra, tengo El Espíritu Santo, tengo al Señor Jesús y puedo vencer los problemas de la vida declarando Su Palabra con fe.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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martes, 29 de enero de 2013

En el Señor Jesús recibo toda la bendición de mi Dios.


Salmo 105:42-45; Gálatas 3:13-14; Deuteronomio 4:1; 6:1-7; 28:1-14; Génesis 15:13-14; Josué 11:16-23; Salmo 119:11

Ciertamente Dios [sinceramente] se acordó de su santa Palabra y promesa, la que hizo a su siervo Abraham. Sacó a su pueblo, a sus escogidos, en medio de gran alegría y de gritos jubilosos.   Les entregó las tierras  que poseían las naciones [en la que estoy]; heredaron el fruto del trabajo de otros pueblos  para que ellos observaran sus preceptos y pusieran en práctica sus leyes [amar Su Palabra, obedecerla y ponerla por obra]. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: Maldito todo el que es colgado de un madero.  Así sucedió, para que, por medio de Cristo Jesús, la bendición prometida a Abraham llegara a las naciones, y para que por la fe recibiéramos el Espíritu según la promesa.
                                                        
Ahora, israelitas, escuchen los preceptos y las normas que les enseñé, para que los pongan en práctica. Así vivirán y podrán entrar a la tierra que el Señor, el Dios de sus antepasados, les da en posesión.

Éstos son los mandamientos, preceptos y normas que el Señor tu Dios mandó que yo te enseñara, para que los pongas en práctica en la tierra de la que vas a tomar posesión, para que durante toda tu vida tú y tus hijos y tus nietos honren al Señor tu Dios cumpliendo todos los preceptos y mandamientos que te doy, y para que disfrutes de larga vida.  Escucha, Israel, y esfuérzate en obedecer. Así te irá bien y serás un pueblo muy numeroso en la tierra donde abundan la leche y la miel, tal como te lo prometió el Señor, el Dios de tus antepasados.  Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor.  Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.

Si realmente escuchas al Señor tu Dios, y cumples fielmente todos estos mandamientos que hoy te ordeno, el Señor tu Dios te pondrá  por encima de todas las naciones de la tierra.  Si obedeces al Señor tu Dios, todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te acompañarán siempre: Bendito serás en la ciudad, y bendito en el campo.   Benditos serán el fruto de tu vientre, tus cosechas, las crías de tu ganado, los terneritos de tus manadas y los corderitos de tus rebaños. Benditas serán tu canasta y tu mesa de amasar.  Bendito serás en el hogar, y bendito en el camino.  El Señor te concederá la victoria sobre tus enemigos. Avanzarán contra ti en perfecta formación, pero huirán en desbandada.  El Señor bendecirá tus graneros, y todo el trabajo de tus manos. El Señor tu Dios te bendecirá en la tierra que te ha dado. El Señor te establecerá como su pueblo santo, conforme a su juramento, si cumples sus mandamientos y andas en sus caminos.  Todas las naciones de la tierra te respetarán al reconocerte como el pueblo del Señor.  El Señor te concederá abundancia de bienes: multiplicará tus hijos, tu ganado y tus cosechas en la tierra que a tus antepasados juró que te daría.  El Señor abrirá los cielos, su generoso tesoro, para derramar a su debido tiempo la lluvia sobre la tierra, y para bendecir todo el trabajo de tus manos. Tú les prestarás a muchas naciones, pero no tomarás prestado de nadie.  El Señor te pondrá a la cabeza, nunca en la cola. Siempre estarás en la cima, nunca en el fondo, con tal de que prestes atención a los mandamientos del Señor tu Dios que hoy te mando, y los obedezcas con cuidado.  Jamás te apartes de ninguna de las palabras que hoy te ordeno, para seguir y servir a otros dioses.

El Señor le dijo: Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavizados y  maltratados durante cuatrocientos años.  Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas.

 Josué logró conquistar toda aquella tierra: la región montañosa,  todo el Néguev, toda la región de Gosén, el valle, el Arabá, la región montañosa de Israel y su valle.  También se apoderó de todos los territorios, desde la montaña de Jalac que se eleva hacia Seír, hasta Baal Gad en el valle del Líbano, a las faldas del monte Hermón. Josué capturó a todos los reyes de esa región y los ejecutó,  después de combatir con ellos por largo tiempo.  Ninguna ciudad hizo tratado de ayuda mutua con los israelitas, excepto los heveos de Gabaón. A todas esas ciudades Josué las derrotó en el campo de batalla,  porque el Señor endureció el corazón de los enemigos para que entablaran guerra con Israel. Así serían exterminados sin compasión alguna, según el mandato que el Señor le había dado a Moisés. En aquel tiempo Josué destruyó a los anaquitas del monte Hebrón, de Debir, de Anab y de la región montañosa de Judá e Israel. Habitantes y ciudades fueron arrasados por Josué.  Ningún anaquita quedó con vida en la tierra que ocupó el pueblo de Israel. Su presencia se redujo sólo a Gaza, Gat y Asdod.  Así logró Josué conquistar toda aquella tierra, conforme a la orden que el Señor le había dado a Moisés, y se la entregó como herencia al pueblo de Israel, según la distribución tribal. Por fin, aquella región descansó de las guerras.

En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

El Padre Celestial se acordó de Su pacto hecho a Abraham, y en Su hijo Jesús el Ungido me ha sacado de la esclavitud del pecado y hoy vivo con alegría. A través del Señor Jesús,  Dios me da como herencia una tierra que otros han trabajado y cosecho de mi trabajo así como lo que otros sembraron.  También soy igualmente diligente para recordar ese pacto hecho con la sangre del Señor. Guardo todos sus preceptos, y amo Su Palabra, la escudriño, la oigo, la medito y la pongo por obra. Amén, ¡Aleluya!!

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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lunes, 14 de enero de 2013

El Padre Celestial me entrego al Señor Jesús.


Mateo 11: 26-30; 1 Corintios 2:6-16; 1 Juan 5:20; 1 Pedro 5:5-7; Juan 6:35-37; 10:10
  
Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.  Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.

En cambio, hablamos con sabiduría entre los que han alcanzado madurez, pero no con la sabiduría de este mundo ni con la de sus gobernantes, los cuales terminarán en nada.  Más bien, exponemos el misterio de la sabiduría de Dios, una sabiduría que ha estado escondida y que Dios había destinado para nuestra gloria desde la eternidad.  Ninguno de los gobernantes de este mundo la entendió, porque de haberla entendido no habrían crucificado al Señor de la gloria.  Sin embargo, como está escrito: "Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman."  Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios. En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios.  Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.  Esto es precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría humana sino con las que enseña el Espíritu, de modo que expresamos verdades espirituales en términos espirituales.  El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.  En cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie, porque "¿quién ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo?"

También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Éste es el Dios verdadero y la vida eterna.

Así mismo, jóvenes, sométanse a los ancianos. Revístanse todos de humildad en su trato mutuo, porque Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes.  Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo.  Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.

Yo soy el pan de vida declaró Jesús.  El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed. Pero como ya les dije, a pesar de que ustedes me han visto, no creen.  Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo.

El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido  para que tengan vida, y la tengan en abundancia.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

He nacido de nuevo en Jesús para conocer plenamente y entender la Palabra de Dios.  El Señor Jesús, mi Señor y mi Dios, me ha dado una revelación completa de nuestro Padre Celestial. Echo toda mi carga sobre Jesús.  Él ha quitado todas las cargas pesadas de mi vida. Ahora las cargas están sobre los hombros del Señor Jesús y hoy llevo la carga ligera de mi Señor de llevar a otros Su Evangelio. Todo lo que me agobiaba está ahora en sus manos. He puesto Su yugo sobre mí y lo he hecho el centro de toda mi vida y aprendo de Él en Su Palabra. En Jesús encuentro consuelo,  descanso,  refrigerio para mi alma. El yugo que me ha dado es fácil de soportar. Él es la vida para mí y me la ha dado en abundancia.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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viernes, 11 de enero de 2013

El Señor Jesús me ha llamado.


Marcos 10:42-23; Joel 2:1-11; Génesis 12:1-3; Marcos 9:35; Tito 2:14

Pero Jesús los llamó y les dijo:
–Sabéis que entre los paganos hay jefes que creen tener el derecho de gobernar con tiranía a sus súbditos, y sobre estos descargan los grandes el peso de su autoridad. Pero entre vosotros no debe ser así. Al contrario, el que quiera ser grande entre vosotros, que sirva a los demás.


Toquen la trompeta en Sión; den la voz de alarma en mi santo monte. Tiemblen todos los habitantes del país, pues ya viene el día del Señor; en realidad ya está cerca.  Día de tinieblas y oscuridad, día de nubes y densos nubarrones. Como la aurora que se extiende sobre los montes, así avanza un pueblo fuerte y numeroso, pueblo como nunca lo hubo en la antigüedad ni lo habrá en las generaciones futuras.  Antes de que llegue, devora el fuego; cuando ya ha pasado, las llamas lo inflaman todo. Antes de que llegue, el país se parece al jardín del Edén; cuando ya ha pasado, queda un desolado desierto; ¡nada escapa su poder!  Tienen aspecto de caballos; galopan como corceles.  Y al saltar sobre las cumbres de los montes, producen un estruendo como el de carros de guerra, como el crepitar del fuego al consumir la hojarasca. ¡Son como un ejército poderoso en formación de batalla!  Ante él se estremecen las naciones; todo rostro palidece.  Atacan como guerreros, escalan muros como soldados. sin romper la formación.  No se atropellan entre sí; cada uno marcha en línea. sin romper filas.  Se abalanzan contra la ciudad, arremeten contra los muros, trepan por las casas, se meten por las ventanas como ladrones.  Ante este ejército tiembla la tierra y se estremece el cielo, el sol y la luna se oscurecen y las estrellas dejan de brillar.  Truena la voz del Señor al frente de su ejército; son innumerables sus tropas y poderosos los que ejecutan su palabra. El día del Señor es grande y terrible. ¿Quién lo podrá resistir?

El Señor le dijo a Abram: Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré.  Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!"

Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: --Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.

Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y  purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

No pretendo por una posición en el cuerpo de Jesucristo, no busco una forma de ganar autoridad  y dominio sobre mis hermanos y hermanas en la Iglesia. En su lugar, busco la forma de poder bendecir y servir a los demás, ya que de esta manera Jesús dice que puedo alcanzar una posición de igualdad como hijo del Dios Altísimo.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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martes, 8 de enero de 2013

En el Señor Jesús El Padre me ha Santificado.


Hebreos 12:10-13; Salmo 103:1-5, 13; Levíticos 11:44; Mateo 6:10; Santiago 3:17-18; Isaías 35:1-10

En efecto, nuestros padres nos disciplinaban por un breve tiempo, como mejor les parecía; pero Dios lo hace para nuestro bien, a fin de que participemos de su santidad.  Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella.  Por tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas. "Hagan sendas derechas para sus pies", para que la pierna coja no se disloque sino que se sane.

Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre.   Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios.  
Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas.

Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos.

Yo soy el Señor su Dios, así que santifíquense y manténganse santos, porque yo soy santo. No se hagan impuros por causa de los animales que se arrastran.

Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera.  En fin, el fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz.


Se alegrarán el desierto y el sequedal; se regocijará el desierto y florecerá como el azafrán.  Florecerá y se regocijará: ¡gritará de alegría! Se le dará la gloria del Líbano, y el esplendor del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan las manos débiles, afirmen las rodillas temblorosas; digan a los de corazón temeroso: "Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá, vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvarlos."  Se abrirán entonces los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; saltará el cojo como un ciervo, y gritará de alegría la lengua del mudo. Porque aguas brotarán en el desierto, y torrentes en el sequedal.   La arena ardiente se convertirá en estanque, la tierra sedienta en manantiales burbujeantes. Las guaridas donde se tendían los chacales, serán morada de juncos y papiros.  Habrá allí una calzada que será llamada Camino de santidad. No viajarán por ella los impuros, ni transitarán por ella los necios; será sólo para los que siguen el camino. No habrá allí ningún león, ni bestia feroz que por él pase; ¡Allí no se les encontrará! ¡Por allí pasarán solamente los redimidos!  Y volverán los rescatados por el Señor, y entrarán en Sión con cantos de alegría, coronados de una alegría eterna. Los alcanzarán la alegría y el regocijo, y se alejarán la tristeza y el gemido.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


El Padre Celestial de Señor Jesús sólo disciplinas, y me aparta del mal para mi protección y mi bienestar y para que me mantenga apartado del mundo que me rodea. Él no utiliza enfermedad, la dolencia y los desastres en mi contra para disciplinarme; sino que como buen Padre Su disciplina es para instruirme en lo que está por venir en un futuro cercano, y poder salir victorioso con Sus indicaciones.  Su disciplina está diseñada para mantenerme en santidad y estar bien de espíritu, alma y cuerpo. Y a través de la formación, a veces es muy duro y exigente, que más tarde va a producir en mí una abundante cosecha de justicia y paz.
Por lo tanto, no estoy desalentado o desanimado, sino que se fortalece y anima.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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lunes, 7 de enero de 2013

En el Señor Jesús he sido bendecido.


Génesis 12:1-3; Jeremías 29:11-13; Hebreos 12:1-3; 2Corintios 9:8-9; Salmo 11:2-7; Éxodo 23:20-22; Salmo 23; Gálatas 3:13-14

Ahora YAHWEH dijo a Abram: "Vete de tu país, lejos de tu familia y lejos de la casa de tu padre, y ve a la tierra que Yo te mostraré. Yo te haré una gran nación, Yo te bendeciré, engrandeceré tu nombre; y tú serás bendecido. Yo bendeciré a aquellos que te bendigan, pero maldeciré a cualquiera que te maldiga; y por ti todas las tribus de la tierra serán bendecidas."

Porque Yo sé qué planes tengo en mente para ustedes, dice YAHWEH, planes de Paz (donde nada falta y nada se daña),  no para cosas malas; para que ustedes puedan tener esperanza y un futuro.  Cuando ustedes clamen a Mí y oren a Mí, Yo los escucharé.    Cuando ustedes me busquen, ustedes me encontrarán, con tal que me busquen de corazón.

Por lo tanto, puesto que estamos rodeados por una gran nube de testigos, depongamos también todo impedimento; esto es, el pecado que fácilmente detiene nuestro movimiento hacia delante, y permanezcamos corriendo con resistencia en la carrera que tenemos ante nosotros. Puestos los ojos en el Iniciador y Consumador de esa confianza, Jesús, quien a cambio por obtener la alegría puesta ante El soportó la ejecución en la estaca como un criminal, despreciando la deshonra, y se ha sentado a la mano derecha del trono de YAHWEH.  Sí, piensen acerca de aquel, que soportó tal hostilidad de los pecadores contra sí mismo, para que ustedes no se cansen o se desanimen.

 Además, YAHWEH tiene el poder de proveerlos con toda clase de regalos en abundancia, para que siempre, en todas las formas tengan todo lo que necesitan para ustedes y para poder proveer en abundancia para toda buena obra. Como dice la Escritura: "El dio generosamente al pobre; su Justicia  permanece para siempre:"

En YAHWEH [Jesucristo] yo he puesto mi confianza. Así que cómo puedes decir a mi alma: "¡Huye como un pájaro a las montañas!   Mira cómo los perversos tensan sus arcos y preparan sus saetas para la aljaba, para tirarles desde las sombras a los hombres rectos.   Si los fundamentos son destruidos, ¿qué puede hacer el justo?"  YAHWEH está en Su Templo Santo. YAHWEH, Su Trono está en el cielo. Sus ojos miran sobre el pobre, Sus pestañas prueban a los hijos de los hombres.  YAHWEH prueba al justo y al perverso; pero aquel que ama la perversidad, odia su propia alma.   El hará que lluevan carbones encendidos sobre el perverso, trampas, fuego, azufre y viento abrasador, la porción de su copa.    Porque YAHWEH es justo; El ama la justicia. Los rectos contemplarán Su Rostro.

"Yo estoy enviando Mi Angel delante de ti para guardarte en el camino y te traiga al lugar que Yo he preparado.  Presta atención a él, escucha lo que él dice y no te rebeles contra él; porque él no perdonará ninguna obra de maldad tuya, puesto que Mi Nombre reside en él.  Pero si tú escuchas lo que él dice y haces todo lo que Yo te diga, entonces Yo seré un enemigo a todos tus enemigos y adversario de tus adversarios.

 YAHWEH [el Señor Jesús] es mi Pastor; nada me faltará. En lugares de verdes pastos me ha hecho morar, Él me ha nutrido por las aguas de reposo,  Él ha restaurado mi alma; me ha guiado por sendas de justicia por amor a su propio Nombre.  Aunque pase por valle de sombras de muerte, no temeré ningún desastre; porque Tú estás conmigo; tu vara y tu cetro me han confortado. Preparas mesa para mí, aun en la presencia de aquellos que me afligen; unges completamente mi cabeza con aceite; y tu copa me alegra como el mejor vino.  Tu misericordia también me seguirá todos los días de mi vida; y mi morada será en la casa de YAHWEH por un muy largo tiempo.

El Ungido de YAHWEH  nos redimió de la maldición pronunciada en la Ley, haciéndose maldito en lugar de nosotros; pues la Escritura dice: "Todo el que es colgado en una cruz está bajo maldición."  Jesús el Ungido YAHWEH hizo esto para que los Gentiles en unión con El puedan recibir la bendición anunciada a Abraham, a fin de que por medio de confiar con llenura de fe pudiéramos recibir lo que fue prometido, a saber, el espíritu de YAHWEH.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

He sido llamado por el Padre Celestial en el Señor Jesús, para cumplir el propósito que Él tiene para mi vida. Él me ha escogido y me ha bendecido con Su presencia dentro de mi corazón.  Todas las cosas, las tengo en el Señor Jesús mucho más abundante de lo que pienso o necesito. Honro al Señor Jesús que Él es digno de mi alabanza,  porque Su promesa ha sido cumplida dando Su Espíritu y hoy habita dentro de mí, y no soy igual a los que están en el mundo.
Me siento bendecido y estoy en Su bendición. En esta impresionante prosperidad que disfruto en la presencia de mi Padre Celestial, que tengo mucho para mí mismo, con una abundancia de sobra para que yo pueda ser una bendición para otros.
Dios bendice a los que me bendice y maldice a los que me maldicen.
Él me lleva al lugar de abundantes favores y confiere a mí la felicidad y la prosperidad.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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