martes, 24 de enero de 2012

El Señor Jesús nos ha dado a conocer Su propósito eterno.


El Señor Jesús nos ha dado a conocer Su propósito eterno.     

Hosanna en las Alturas, Jesús es el Señor  


Efesios 3:10-12; 1 Corintios 1:30; 2:6-16; 1 Pedro 1:10-12; Hebreos 4:15-16

Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades  en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo  en Cristo Jesús,  nuestro Señor, en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él.

Pero por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,  justificación,  santificación y redención.

Sin embargo,  hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez en la fe;  no la sabiduría de este mundo ni de los poderosos de este mundo, que perecen.  Pero hablamos sabiduría de Dios en misterio,  la sabiduría oculta que Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,  la cual ninguno de los poderosos de este mundo conoció,  porque si la hubieran conocido,  nunca habrían crucificado al Señor de la gloria.  Antes bien,  como está escrito: Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman.  Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu,  porque el Espíritu todo lo escudriña,  aun lo profundo de Dios,  porque  ¿quién de entre los hombres conoce las cosas del hombre,  sino el espíritu del hombre que está en él?  Del mismo modo,  nadie conoció las cosas de Dios,  sino el Espíritu de Dios.  Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo,  sino el Espíritu que proviene de Dios,  para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.  De estas cosas hablamos,  no con palabras enseñadas por la sabiduría humana,  sino con las que enseña el Espíritu,  acomodando lo espiritual a lo espiritual.  Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,  porque para él son locura;  y no las puede entender,  porque se han de discernir espiritualmente.  En cambio,  el espiritual  juzga todas las cosas,  sin que él sea juzgado por nadie.  ¿Quién conoció la mente del Señor?  ¿Quién lo instruirá?  Pues bien,  nosotros tenemos la mente de Cristo.

Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos,  el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían tras ellos.  A estos se les reveló que no para sí mismos,  sino para nosotros,  administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.

No tenemos un Sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,  sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza,  pero sin pecado. Acerquémonos,  pues,  confiadamente al trono de la gracia,  para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


De acuerdo con el propósito (plan) eterno de Dios para mi vida,  ahora tengo acceso directo a Dios por medio del Señor Jesucristo.  A través de mí, Dios muestra Su multiforme sabiduría para darlas a conocer a los principados y potestades en los lugares celestiales.   Por medio del Señor Jesucristo  y por la confianza en Él y Su Palabra es que ahora tengo acceso al Padre Celestial, con toda libertad y confianza.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv