Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron contentos: --Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. --Yo veía a Satanás caer del cielo como u n rayo --respondió él--. Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. Sin embargo, no se alegren de que puedan someter a los espíritus, sino alégrense de que sus nombres están escritos en el cielo.
1. El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado. Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas;
2. Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos.
3. Y a ti, mi fiel compañero, te pido que ayudes a estas mujeres que han luchado a mi lado en la obra del evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS
Todos los espíritus malignos están sujetos a la autoridad en el nombre de Jesús. Tengo toda la autoridad que se necesita para pisotear serpientes y escorpiones, y tengo la fuerza mental, física y espiritual por encima de todo lo que el enemigo posee. No hay nada que Satanás pueda hacer para hacerme daño de ninguna manera. Para mí, Satanás y sus demonios no son más que insectos inofensivos y, molestos que están bajo la planta de los pies. Sin embargo, no me causa alegría mi capacidad de echar fuera demonios, o el hecho de que son objeto de mi autoridad, sino que me alegro de que mi nombre ha sido escrito en el cielo en el libro de la vida y me honra ser un hijo del Dios Viviente Jesús.
Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él, porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo, Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.
Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).