jueves, 19 de enero de 2012

En el Señor Jesús tenemos todas las bendiciones que Dios ha dicho.


Josué 23:7-14; 2 Corintios 1:20; 6:14; Éxodo 23:28; Lucas 10:19; Santiago 4:7; Deuteronomio 2:25; 32:30; 30:19

Para que no os mezcléis con estas naciones que han quedado entre vosotros,  ni hagáis mención ni juréis por el nombre de sus dioses,  ni los sirváis,  ni os inclinéis a ellos.  Pero a Jehová,  vuestro Dios,  seguiréis como habéis hecho hasta hoy.  Pues ha expulsado Jehová de vuestra presencia a naciones grandes y fuertes,  y hasta hoy nadie os ha podido resistir. Un hombre de vosotros perseguirá a mil, porque Jehová,  vuestro Dios,  es quien pelea por vosotros,  como él os dijo.  Guardad,  pues,  con diligencia vuestras almas,  para que améis a Jehová,  vuestro Dios.  Porque si os apartáis y os unís a lo que resta de estas naciones que han quedado entre vosotros,  y si concertáis con ellas matrimonios,  mezclándoos con ellas y ellas con vosotros, sabed que Jehová,  vuestro Dios,  no seguirá expulsando ante vosotros a estas naciones,  sino que os serán como lazo,  trampa y azote para vuestros costados y espinas para vuestros ojos,  hasta que desaparezcáis de esta buena tierra que Jehová,  vuestro Dios,  os ha dado.  Yo estoy próximo a entrar hoy por el camino que recorren todos. Reconoced,  pues,  con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma,  que no ha faltado ni una sola de todas las bendiciones que Jehová,  vuestro Dios,  os había dicho;  todas se os han cumplido,  no ha faltado ninguna de ellas.

Porque todas las promesas de Dios son en él  "sí",  y en él  "Amén", por medio de nosotros,  para la gloria de Dios.

No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque  ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia?  ¿Y qué comunión,  la luz con las tinieblas?

Enviaré delante de ti la avispa, que eche de tu presencia al heveo,  al cananeo y al heteo.

Os doy potestad de pisotear serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo,  y nada os dañará.

Someteos,  pues,  a Dios;  resistid al diablo,  y huirá de vosotros.
Hoy comenzaré a poner tu temor y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo,  que al escuchar tu fama temblarán y se angustiarán delante de ti.

¿Cómo podría perseguir uno a mil, y dos hacer huir a diez mil, si su Roca no los hubiera vendido y Jehová no los hubiera entregado?

A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, de que os he puesto delante la vida y la muerte,  la bendición y la maldición;  escoge,  pues,  la vida,  para que vivas tú y tu descendencia.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

No me mezclo, no me combino y no adopto las costumbres de mis vecinos incrédulos del mundo. Sé que la mala conducta corrompe las buenas costumbres. Soy un ejemplo para el mundo, y no entro en comunión con el mundo. Soy un renacido del Dios viviente no por sangre sino por el Espíritu de Santo. Abrazo a mi Padre Celestial, al Señor Jesús y Su Espíritu a través de la Palabra de Dios. Él habita dentro de mi y el enemigo no tiene la capacidad de soportar Su presencia y huye de delante de mí. Su presencia dentro de mi lucha por mí en todas mis batallas y me da las estrategias para obtener la victoria como él me prometió en Su solemne juramento. Un millar de mis enemigos huyen delante de mí en una sola batalla. No me mezclo con los que no creen en mi Señor Jesús. Y no permito que sus dudas e incredulidades me aparten de la bendición que Dios me ha dado, porque son una trampa para robarme la sanidad, la provisión y la paz que Dios ha prometido. Se que el mundo pone sus trampas con engaños para hacerme tropezar mi caminar en el Señor Jesús. He tomado la decisión de seguir la Vida, la Bendición y dejar la maldición que lleva a la muerte eterna. Hoy busco con amor en mi corazón a mi Señor Jesús mi Dios y Rey. Y Él ya ha cumplido todas sus promesas en mi.  Aleluya. Amen.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv