1 Samuel 12:22-24; Hebreos 13:5-6; Isaías 5:12; 43:21; Deuteronomio 7:6-11; 10:21; 31:6; Colosenses 1:19-22
Sin embargo, el Señor no abandonará a su pueblo. A él le agradó hacerlos su pueblo. Así que,
por amor a su nombre, no los abandonará.
Y en cuanto a mí, nunca dejaré de orar por ustedes, porque si dejara de
hacerlo, entonces pecaría contra el Señor. Seguiré enseñándoles el camino recto
para vivir de la manera que él manda. Pero respeten al Señor y sírvanle de todo
corazón. ¡Recuerden todo lo maravilloso que hizo por ustedes!
No amen el dinero, sino conténtense con lo que tienen. Porque Dios dijo:
Nunca te abandonaré ni te dejaré solo. Así podremos decir con seguridad: El
Señor es mi ayuda. No tendré miedo. ¿Qué daño puede hacerme un simple mortal?
En sus fiestas hay liras, arpas, tambores, flautas y vino. Pero no
consideran lo que el Señor ha hecho ni a la obra de sus manos.
Ese pueblo que yo mismo formé contará mis alabanzas.
Porque tú eres un pueblo santo, que pertenece al Señor tu Dios. Él te ha
elegido para ser su tesoro entre todos los pueblos de la tierra. El Señor no te ama ni te eligió por ser la
nación más grande de todas, pues eras la más pequeña. Lo hizo porque el Señor te ama y quiere
cumplir la promesa que les hizo a tus antepasados, que el Señor te sacaría de
Egipto por su gran poder y te liberaría de la esclavitud y del poder del
faraón, rey de Egipto. Entonces reconoce ahora que el Señor tu Dios es el único
Dios. Es un Dios fiel que mantiene por mil generaciones su pacto y fiel amor
hacia todos aquellos que lo aman y obedecen sus mandamientos, pero castiga a
los que lo rechazan y no demora en destruirlos. Así que tú debes obedecer los mandamientos,
las normas y las leyes que hoy te mando.
Alábalo sólo a él, él es tu Dios. Él hizo por ti esos milagros grandes y
temibles que has visto con tus propios ojos.
Sean fuertes y valientes; no tengan miedo ni se aterroricen de ellas,
porque el Señor su Dios irá con ustedes. Él no los abandonará ni los olvidará.
A Dios le agradó que todo lo que él es habitara plenamente en Cristo. Y con gusto decidió reconciliar consigo todas
las cosas, tanto las que están en el cielo, como las que están en la tierra.
Dios hizo las paces con nosotros a través de la sangre que Cristo derramó en la
cruz. Antes, ustedes estaban alejados de Dios y su manera de pensar los hacía
enemigos de Dios porque practicaban la maldad. Pero ahora Cristo, por medio de
su muerte física, los ha convertido en amigos de Dios. Cristo murió para
presentarlos santos ante Dios, es decir, sin ninguna mancha ni maldad que pueda
ser juzgada por Dios.
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
El Padre Celestial mi Dios me ha dicho
en Su Palabra que nunca me dejará ni me abandonará. Le agrado y se goza en
llamarme Su hijo en el Señor Jesús. Él me
ha agregado a Su familia. Ahora tengo
una multitud de hermanos y hermanas de todas las razas y naciones. Y no debo de
dejar de orar por cada uno de ellos. Ellos son mi familia. Hemos sido lavados con
la misma Sangre del Señor Jesús y tenemos el mismo Espíritu Santo dentro de
nosotros quien nos dirige e imparte sus conocimientos desde hoy y por siempre. Él
me lleva por el buen camino y correcto. Voy a honrar y servirle a Él con todo
mi corazón. Mantendré en mi corazón todas las maravillas que Él ha hecho por mí.
Si no has
recibido a Jesús tú Señor simplemente
has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial,
vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare
el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es
el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu
Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos
8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras
lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu
Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste
de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo
Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra
te bendice favor de hacérmelo saber.
hosanna.enriqueibarra@gmail.com
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