sábado, 8 de enero de 2011

Por Su Llaga Fuimos Curados

Isaías 53: 4-6  (SRV2004)
Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.  Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él; y por su llaga fuimos nosotros curados.  Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


Jesús llevó mis enfermedades y sufrió mis dolencias. Fue herido, afligido, y sus manos y pies fueron traspasados debido a mis transgresiones. Fue golpeado y maltratado a causa de mi maldad, porque Él cargo con mis enfermedades y sufrió un dolor insoportable por mi cuenta. Lo que hizo en la cruz y en los tres días y tres noches de dolor, lo hizo de buena gana. Tomó mi castigo sobre sí mismo y a cambio me dio Su paz. A causa de sus heridas, Él me ha dado sanidad.  Ahora estoy totalmente sano de mi espíritu, alma y cuerpo. En Él tengo plenitud. Yo era como una oveja que seguía su propio camino y había rechazado el camino de la justicia, pero el Señor Jesús ha quitado todas mis iniquidades, rebeliones y pecados, desde el principio hasta el fin.  Ahora no hay nada que pueda separarme de Jesucristo.

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén