domingo, 25 de septiembre de 2011

El pueblo ora al Señor Jesús se caen las cadenas


Hechos 12:5-7; Salmo 121:4-5; Filipenses 4:19; Mateo 6:26-33

Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel,  pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. Cuando Herodes lo iba a sacar,  aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados,  sujeto con dos cadenas,  y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel.  Y se presentó un ángel del Señor y una luz resplandeció en la cárcel;  y tocando a Pedro en el costado,  lo despertó,  diciendo: Levántate pronto.  Y las cadenas se le cayeron de las manos.

Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel. El Señor es quien te cuida, el Señor es tu sombra protectora.

Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.

Mirad las aves del cielo,  que no siembran,  ni siegan,  ni recogen en graneros;  y,  sin embargo,  vuestro Padre celestial las alimenta.  ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?  ¿Y quién de vosotros podrá,  por mucho que se angustie,  añadir a su estatura un codo?   Y por el vestido,  ¿por qué os angustiáis?  Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;  pero os digo que ni aun Salomón  con toda su gloria se vistió como uno de ellos.  Y si a la hierba del campo,  que hoy es y mañana se quema en el horno,  Dios la viste así,  ¿no hará mucho más por vosotros,  hombres de poca fe?  No os angustiéis,  pues,  diciendo:  ¿Qué comeremos,  o qué beberemos,  o qué vestiremos?,  porque los gentiles se angustian por todas estas cosas,  pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas.  Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia,  y todas estas cosas os serán añadidas.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS


Mi Padre Celestial conoce cada una de mis circunstancias, y es fiel y suple para todas mis necesidades.  Él pone el querer en otros para que oren por mí cuando la circunstancia se vuelve sombría.  No importa cuál sea mi situación  o que las cosas parezcan sin esperanza,  más yo sé que mi Dios y mi Rey está conmigo, Jesús es Su Nombre.  Él envía Su ángel en respuesta a la oración ferviente y persistente, y hace que se desaten las cadenas que me tenían cautivo y me da libertad! Aleluya.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan
3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv