Hechos 10:15;
Hebreos 10:14-17, 29; 2 Corintios 5:17,
21; Efesios 2:4-10; Tito 1:15; 3:5
Por segunda vez le
insistió la voz: --Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro.
Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que
está santificando. También el Espíritu Santo nos da testimonio de ello. Primero
dice: "Éste es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice
el Señor: Pondré mis leyes en su corazón, y las escribiré en su mente." Después
añade: "Y nunca más me acordaré de sus pecados y maldades."
¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merece el que ha pisoteado al
Hijo de Dios, que ha profanado la sangre del pacto por la cual había sido
santificado, y que ha insultado al Espíritu de la gracia?
Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo
ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!
Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como
pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos
dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes
han sido salvados! Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo
sentar con él en las regiones celestiales, para mostrar en los tiempos
venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre
nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante
la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras,
para que nadie se jacte. Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús
para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las
pongamos en práctica.
Para los puros todo es puro, pero para los corruptos e incrédulos no hay
nada puro. Al contrario, tienen corrompidas la mente y la conciencia.
Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su
misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación
por el Espíritu Santo.
DECLARACIÓN DE FE
DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS
Lo que el Señor Jesús
mi Dios ha limpiado con Su sangre no lo llamaré común y ni profano. Dios me ha limpiado y me ha declarado
limpio. Por lo tanto, me veo limpio y no voy a contradecir al Señor Jesús y
restar importancia a Su obra viéndome como un gusano profano lleno de pecado. (De
hecho no soy un pobre pecador salvo por gracia, sino que fui un pecador salvado
por la gracia inmerecida del Señor Jesus).
Sino que me veo en pie delante de Dios Padre a través del Señor Jesús,
no por mis propias obras sino por la justificación que el Señor Jesús me ha
dado.
Si no has
recibido a Jesús tú Señor, te invito a hacer la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo
será tu Salvador:
Padre
Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que
Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el
Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16;
Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en
otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu
Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste
de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo
Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra
te bendice favor de hacérmelo saber.
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