miércoles, 7 de septiembre de 2011

Mi alma se alegra en mi Señor Jesús


 Isaías 61: 6-10; Apocalipsis 1:6; 2 Corintios 5:20; Job 42:10-12; Salmo 103:17; Deuteronomio 28:1-14
Pero en cuanto a vosotros, seréis llamados Sacerdotes de Jehová; Dirán de vosotros: Ministros de nuestro Dios. Comeréis la opulencia de las naciones, Y entraréis en posesión de su gloria. En lugar de vuestra vergüenza tendréis doble honra, Y en vez de humillación gritarán de júbilo por su herencia. Por tanto poseerán el doble en su tierra, Y tendrán alegría perpetua. Porque Yo, Jehová, amo la justicia, Aborrezco la rapiña para el holocausto; Pero a aquellos les daré su salario fielmente, Y haré con ellos un pacto perpetuo. Su descendencia será célebre entre las naciones, Y sus vástagos entre los pueblos. Los que vean reconocerán que son el linaje que bendijo Jehová. Con sumo gozo me regocijaré en  Jehová.  Mi alma se alegrará en mi Dios, Porque me ha vestido con ropas de salvación, Me ha cubierto con el manto de la justicia, Como el novio y el sacerdote se visten espléndidamente, Y como la novia se engalana con sus joyas.

Y nos hizo un reino sacerdotal para su Dios y Padre: a Él sea la gloria y la soberanía por los siglos, amén.

Así que, somos embajadores en nombre de Cristo Jesús, como si Dios rogara por medio de nosotros: ¡Rogamos en nombre de Cristo Jesús, reconciliaos con Dios!

Y al orar por sus amigos, Jehová volvió a Job de su cautividad, y aumentó Jehová al doble todo lo que Job había poseído. Y vinieron a él todos sus hermanos y todas sus hermanas y todos sus antiguos conocidos, y comieron con él en su casa, y se condolieron de él, y lo consolaron por todo el mal que Jehová había hecho venir sobre él. Y cada uno le dio una pieza de plata y un anillo de oro. Y Jehová bendijo los postreros días de Job más que los primeros, porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes, mil asnas

Pero la misericordia de Jehová  es desde la eternidad hasta la eternidad sobre los que lo temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos

Y sucederá que si oyes atentamente la voz de Jehová tu Dios para obedecer, para guardar todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy, también Jehová tu Dios te levantará sobre todas las naciones de la tierra.  Y por haber obedecido la voz de Jehová tú Dios, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas bendiciones: Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, y el fruto de tu tierra, y el fruto de tus animales, y la cría de tus vacadas, y los corderos de tu rebaño. Bendita será tu cesta y tu artesa de amasar.  Bendito serás en tu entrar y bendito serás en tu salir. Jehová  hará que tus enemigos, los que se levantan contra ti, sean derrotados delante de ti. Por un solo camino saldrán contra ti, pero por siete caminos huirán de delante de ti. Jehová  mandará la bendición a tus graneros y a todo lo que emprenda tu mano, y te bendecirá en la tierra que Jehová  tu Dios te da. Jehová te confirmará como pueblo santo suyo, tal como te juró, cuando guardes los mandamientos de Jehová tu Dios y andes en sus caminos. Y todos los pueblos de la tierra verán que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y tendrán temor de ti. Jehová te hará abundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tus animales y en el fruto de tu suelo, en la tierra que Jehová  juró a tus padres que te daría. Jehová  te abrirá su buen tesoro de los cielos para dar lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Prestarás a muchas naciones, pero tú no tomarás prestado. Si escuchas los mandamientos de Jehová tu Dios que te mando hoy para que los guardes y los cumplas, Jehová te pondrá por cabeza y no por cola, y estarás encima solamente, y no estarás debajo. No te apartarás, pues, ni a derecha ni a izquierda de ninguna de las palabras que yo os ordeno hoy, para ir en pos de otros dioses y servirlos.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

Soy un sacerdote del Señor Jesús y ministro del poder de Dios y Su gracia.  En lugar de vergüenza, he recibido doble honor, en lugar de confusión, tengo el gozo de la presencia de mi Padre Celestial, porque Él me ha dado una doble porción de mi herencia.  En Su fidelidad, Él ha cumplido Su pacto eterno conmigo y me ha dado una enorme recompensa.  Mis hijos son bendecidos a causa del Pacto de la Sangre de Jesus.  Gozarán de las riquezas de la herencia de Dios junto a mí.  Todos los que me vean reconocerán que soy un hombre a quien Dios ha bendecido.  Me deleito en todas esas cosas.  Mi alma se alegra  y mi espíritu rinde alabanza y adoración al Señor Jesús mi Dios, porque me vistió con vestiduras de salvación y me cubrió con Su manto de justicia.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan
3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv