miércoles, 9 de febrero de 2011

Jesús Es Mi Pan de Vida


Juan 6:35-40
Jesús les respondió:
—Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que en mí cree no tendrá sed jamás. Pero ya os he dicho que, aunque me habéis visto, no creéis. Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí, y al que a mí viene, no lo echo fuera. He descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y la voluntad del Padre, que me envió, es que no pierda yo nada de todo lo que él me da, sino que lo resucite en el día final. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que todo aquel que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el día final.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

 

Jesús es mi Pan de Vida.  Creo en Él con todo mi corazón.  No le he visto pero creo en Jesús, creo en Su Palabra. El Padre Celestial ha confiado mi seguridad eterna a Jesús. Me he vuelto a Él y  no me desprecia. Él me ha dado Su Palabra donde dice que no hay absolutamente ninguna razón para rechazarme. Debido a que Jesús vive en mí porque le he dado  mi vida,  ahora no tengo ningún temor.   Jesús hace la voluntad del Padre Celestial y esta es la voluntad del Padre: que nunca me pierda. Sé que tengo nueva vida y que Jesús me levantará en el día final.  Jesús es el Buen Pastor de mi vida. Él no permitirá que me aparte de la manada para ser devorado por los lobos.  Ahora soy hijo de Dios. Yo creo en Jesús con todo mi corazón. La seguridad de la vida eterna se basa en mi fe en Jesús y Su Palabra.  Y la vida eterna es: Conocer al Padre y conocer a Su Hijo y yo los conozco cada día más y más.

 

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.