viernes, 3 de junio de 2011

Entiendo, Sigo, Cumplo Y Jesús Me Dirige en Su Camino


 
Salmo 119: 34-38; Isaías 33:15; y Gálatas 1:4  NVI 1999

  • ·        Dame entendimiento para seguir tu ley, y la cumpliré de todo corazón. Dirígeme por la senda de tus mandamientos, porque en ella encuentro mi solaz. Inclina mi corazón hacia tus estatutos y no hacia las ganancias desmedidas. Aparta mi vista de cosas vanas, dame vida conforme a tu palabra.  Confirma tu promesa a este siervo, como lo has hecho con los que te temen.
  • ·        Sólo el que procede con justicia y habla con rectitud, el que rechaza la ganancia de la extorsión y se sacude las manos para no aceptar soborno, el que no presta oído a las conjuras de asesinato y cierra los ojos para no contemplar el mal.
  • ·        Jesucristo dio su vida por nuestros pecados para rescatarnos de este mundo malvado, según la voluntad de nuestro Dios y Padre
  
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

Mi Padre Celestial me revela los significados más profundos de Su Palabra y la obedeceré con todo mi corazón. Su Palabra es un camino claro delante de mí en medio de una selva espinosa y oscura.  La Palabra de Dios es una fuente segura de gozo duradero en mi vida.  Mi corazón esta cimentado en Jesús y no en las ganancias egoístas. Quito mis ojos de las formas inútiles del mundo.  Echo fuera todo aquello que no honra a Dios y lo echo lejos de mi presencia. Mi vida se establece y se conserva a través de la Palabra. Ni una sola de las promesas de Dios deja de cumplirse en mi vida. Jesús es mi Salvador, Aleluya!!



Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.