miércoles, 25 de julio de 2012

¡El Secreto del Padre Celestial es el Señor Jesucristo en nosotros!


Colosenses 2:2-4; Efesios 1:17-23; 4:11-13; 1 Corintios 1:30; 2:6-16; 12, 13; Mateo 13:11, 15-16; Daniel 1:17, 20; 2:22-23; 2 Timoteo 3:5, 13, 16-17; 4:14-18

Me esfuerzo porque quiero que reciban consuelo y que estén animados y unidos en amor. Quiero que tengan la sólida convicción que viene del entendimiento para que conozcan muy bien el plan secreto que Dios les ha descubierto ahora. Ese secreto es Cristo mismo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Les digo esto para que nadie los engañe ni les diga algo que parezca cierto pero que en realidad es falso.

Ruego que Dios, el Padre glorioso de nuestro Señor Jesucristo, les dé el Espíritu, fuente de sabiduría, para que entiendan los secretos de Dios y lleguen a conocerlo verdaderamente. Pido que Dios los ilumine con entendimiento para que vean su verdad y sepan lo que tiene preparado para sus escogidos. Entonces podrán participar de las ricas y abundantes bendiciones que él ha prometido a su pueblo santo.  Verán también lo grande que es el poder que Dios da a los que creen en él. Es el mismo gran poder con el que Dios resucitó a Cristo de entre los muertos y le dio el derecho de sentarse a su lado en el cielo. Dios ha puesto a Cristo por encima de cualquier autoridad, poder, gobierno o dominio, tanto de este mundo como del que está por venir. Dios puso todo bajo el mando de Cristo y lo escogió como máxima autoridad de todo para bien de la iglesia. Cristo llena todo con su presencia, y en la iglesia se muestra todo lo que él es.  

Cristo mismo le dio dones a la gente: a unos, el don de ser apóstoles; a otros el de ser profetas; a otros el de anunciar las buenas noticias; y a otros el de ser pastores y maestros. Él dio esos dones para preparar a su pueblo santo para el trabajo de servir y fortalecer al cuerpo de Cristo. Este trabajo debe continuar hasta que estemos todos unidos en la misma fe y en el mismo conocimiento del Hijo de Dios. Debemos seguir creciendo hasta que seamos maduros como Cristo y compartamos su perfección.

Por medio de él, ustedes pertenecen a Jesucristo, quien se ha convertido en la sabiduría de Dios para nosotros. Por medio de Cristo, Dios nos aprueba, nos libra del pecado y nos santifica.

Ahora bien, es cierto que enseñamos sabiduría entre los que son maduros. Pero la sabiduría que compartimos no viene de este mundo ni de los que lo gobiernan, quienes están perdiendo todo su poder.  Lo que enseñamos es la sabiduría secreta de Dios que ha estado oculta desde el comienzo del mundo. El propósito de Dios es usar esta sabiduría para nuestra gloria. Y ninguno de los gobernantes de este mundo la entiende. Si la hubieran conocido, no habrían crucificado al glorioso Señor. Pero, así dice la Escritura: Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, y nadie ha imaginado lo que Dios tiene preparado para aquellos que lo aman. Pero Dios nos ha mostrado eso por medio del Espíritu porque lo sabe todo, incluso los secretos más profundos de Dios. Nadie puede saber los pensamientos de los demás. El único que sabe los pensamientos de alguien es el espíritu que está dentro de él. Igualmente, nadie sabe los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para poder entender lo que Dios nos ha dado. Cuando hablamos de eso, no usamos las palabras que nos enseñan los humanos, sino las que nos enseña el Espíritu. Usamos palabras espirituales para explicar lo espiritual.  El que no es espiritual no acepta lo que viene del Espíritu de Dios porque le parece una tontería. No puede entenderlo porque eso tiene que juzgarse espiritualmente. En cambio, el que es espiritual puede juzgarlo todo, pero a él nadie lo puede juzgar. Pues así dice la Escritura: ¿Quién conoce la mente del Señor? ¿Quién puede darle consejo?  Pero nosotros tenemos la mente de Cristo.

Porque el que habla en lenguas, en realidad no habla con los demás, sino con Dios. Nadie entiende lo que dice pues dice secretos por medio del Espíritu.

Así que, el que habla en lenguas, debe orar para que también pueda interpretar lo que dice.

Él les respondió: -Ustedes tienen el privilegio de entender la verdad que todavía no se ha dado a conocer sobre el reino de Dios, pero ellos no.

Han cerrado su mente, se taparon los oídos y cerraron los ojos. Si no fuera así, entenderían lo que ven y lo que oyen. Se volverían a mí y yo los sanaría'. Pero ustedes son afortunados porque pueden ver y entender.

Dios les dio a esos cuatro jóvenes la habilidad y la sabiduría para aprender toda clase de literatura y ciencia. Daniel también podía interpretar toda clase de visiones y sueños.

El rey les preguntaba sobre cualquier tema de ciencias o de sabiduría y siempre el conocimiento de esos cuatro jóvenes era diez veces mayor que el de todos los adivinos del reino.

Él revela los secretos más profundos; conoce todo lo que hay en la oscuridad porque la luz vive junto a él!  Dios de mis antepasados te doy gracias y te alabo porque tú me has dado sabiduría y poder; me revelaste lo que te pedía. ¡Me diste a conocer el sueño del rey!  

Parecerán ser muy religiosos, pero con su manera de vivir  demostrarán que en realidad rechazan servir a Dios. Timoteo, no te metas con esa gente.  

Pero los malos y los engañadores irán de mal en peor, engañarán y serán engañados.  

Toda la Escritura es un mensaje enviado por Dios, y es útil para enseñar, reprender, corregir y mostrar a la gente cómo vivir de la manera que Dios manda. Con las Escrituras, un siervo de Dios estará listo y completamente capacitado para toda buena obra.

Alejandro, el herrero, me trató muy mal. El Señor lo castigará por lo que hizo.  Tú también cuídate de él porque se opuso a nuestra enseñanza. En mi primera defensa nadie me ayudó, todos me abandonaron. Que Dios no tome eso en contra de ellos. Pero el Señor estuvo conmigo y me dio fuerzas para aprovechar al máximo la oportunidad de anunciar el mensaje para que todos los que no son judíos pudieran oír, y así me rescató de la boca del león. El Señor me salvará cuando alguien quiera atacarme y me llevará a su reino en el cielo. ¡Al Señor sea el honor por toda la eternidad! Así sea.



DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

El propósito de mi ministerio es llevar aliento y la unidad al cuerpo de Cristo a través del amor, predicando Su Palabra para que otros puedan tener las riquezas de pleno entendimiento - que puedan conocer el misterio de Dios, es decir, Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el  conocimiento.  El Señor Jesús se ha convertido en la sabiduría y el conocimiento de Dios para mí, así que siempre esta dentro de mí y Él es La Luz que alumbra mi entendimiento por lo que nadie me engaña con argumentos que niegan el poder de Dios en mi vida.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor, te invito a  hacer  la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.