jueves, 22 de marzo de 2012

La Senda del Señor Jesús es para el justo.


Proverbios 4:18, 20-22; Salmo 107:20; 119:105; Deuteronomio 6:6-9

La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto; Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones.  Que no se aparten de tus ojos; guárdalas en lo profundo de tu corazón, porque son vida para los que las hallan y medicina para todo su cuerpo.

Envió su palabra  y los sanó; los libró de su ruina.

Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino.

Estas palabras que yo te mando hoy,  estarán sobre tu corazón. Se las repetirás a tus hijos,  y les hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino,  al acostarte y cuando te levantes. Las atarás como una señal en tu mano,  y estarán como frontales entre tus ojos; las escribirás en los postes  de tu casa y en tus puertas.  

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

El Camino que el Señor Jesús ha puesto delante de mí es una Luz resplandeciente que brilla más y más hasta un día perfecto. Me aferro a la Palabra del Señor Jesús mi Dios e inclino mi oído los Sus dichos. No se aparten de los ojos, para que permanezca en medio de mi corazón. Porque la Palabra de Dios es para mí vida  y trae salud a todo mi cuerpo.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

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