domingo, 5 de diciembre de 2010

La Sabiduría Es El Temor a Jehová

Proverbios 2:3-8 (RV95)
Si invocas a la inteligencia  y pides que la prudencia te asista; si la buscas como si fuera plata y la examinas como a un tesoro,  entonces entenderás el temor de Jehová  y hallarás el conocimiento de Dios,  porque Jehová da la sabiduría  y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia.   Él provee de sana sabiduría a los rectos: es escudo para los que caminan rectamente.   Él es quien guarda las veredas del juicio y preserva el camino de sus santos.

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

La búsqueda de la sabiduría es de gran importancia en mi vida. Para mí, es como buscar un gran tesoro escondido, porque yo sé que cuando lo encuentre entenderé el temor del Señor y tendré el conocimiento personal e íntimo de Dios. Es la buena voluntad de Dios que me concede la sabiduría, por lo tanto sé que cuando lo busco, Él se asegurará de que lo encuentre. A través de la Palabra de Dios, gano tremendo conocimiento y entendimiento. El tiene la victoria en reserva para mí y está en guardia conmigo en todas las circunstancias y proyectos que ejecute.

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.