Isaías 41:8-20; Gálatas 3:7; Salmo 2:2-7; 1 Corintios 15:57; Deuteronomio 11:25; Hebreos 13:5-6; Juan 13:5-6; Colosenses 2:9-15
Pero tú, Israel, mi siervo, tú Jacob, a quien he
escogido, simiente de Abraham, mi amigo: Te tomé de los confines de la tierra,
te llamé de los rincones más remotos, y te dije: Tú eres mi siervo. Yo te
escogí; no te rechacé. Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te
angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con
mi diestra victoriosa. Todos los que se enardecen contra ti sin duda serán
avergonzados y humillados; los que se te oponen serán como nada, como si no
existieran. Aunque busques a tus
enemigos, no los encontrarás. Los que te hacen la guerra serán como nada, como
si no existieran. Porque yo soy el
Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: No temas,
yo te ayudaré. No temas, gusano Jacob, pequeño Israel afirma el Señor, porque
yo mismo te ayudaré; ¡el Santo de Israel es tu redentor! Te convertiré en una
trilladora nueva y afilada, de doble filo. Trillarás las montañas y las harás
polvo; convertirás en paja las colinas. Las aventarás y se las llevará el
viento; ¡un vendaval las dispersará! Pero tú te alegrarás en el Señor, te
gloriarás en el Santo de Israel. Los pobres y los necesitados buscan agua, pero
no la encuentran; la sed les ha resecado la lengua. Pero yo, el Señor, les
responderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré. Haré brotar ríos en las
áridas cumbres, y manantiales entre los valles. Transformaré el desierto en
estanques de agua, y el sequedal en manantiales. Plantaré en el desierto
cedros, acacias, mirtos y olivos; en áridas tierras plantaré cipreses, junto
con pinos y abetos, para que la gente vea y sepa, y considere y entienda, que
la mano del Señor ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado.
Por lo tanto, sepan que los descendientes de
Abraham son aquellos que viven por la fe.
Los reyes de la tierra se rebelan; los
gobernantes se confabulan contra el Señor y contra su *ungido. Y dicen: "¡Hagamos pedazos sus cadenas!
¡Librémonos de su yugo!" El rey de
los cielos se ríe; el Señor se burla de ellos. En su enojo los reprende, en su
furor los intimida y dice: "He establecido a mi rey sobre *Sión, mi santo
monte." Yo proclamaré el decreto del Señor: "Tú
eres mi hijo", me ha dicho; "hoy mismo te he engendrado.
¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria
por medio de nuestro Señor Jesucristo!
Nadie podrá hacerles frente. Por dondequiera
que vayan, el Señor su Dios hará que todo el mundo sienta miedo y terror ante
ustedes, como se lo ha prometido.
Manténganse libres del amor al dinero, y
conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: "Nunca te dejaré;
jamás te abandonaré." Así que
podemos decir con toda confianza: "El Señor es quien me ayuda; no temeré.
¿Qué puede hacerme el ser humano?"
Yo soy el pan de vida declaró Jesús. El que a
mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener
sed. Pero como ya les dije, a pesar de que ustedes me han visto, no creen. Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y
al que a mí viene, no lo rechazo. Porque
he bajado del cielo no para hacer mi voluntad sino la del que me envió. Y ésta
es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de lo que él me ha dado,
sino que lo resucite en el día final. Porque la voluntad de mi Padre es que
todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo
resucitaré en el día final.
Toda la plenitud de la divinidad habita en
forma corporal en Cristo; y en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad,
ustedes han recibido esa plenitud.
Además, en él fueron circuncidados, no por mano humana sino con la
circuncisión que consiste en despojarse del cuerpo pecaminoso. Esta
circuncisión la efectuó Cristo. Ustedes la recibieron al ser sepultados con él
en el bautismo. En él también fueron resucitados mediante la fe en el poder de
Dios, quien lo resucitó de entre los muertos.
Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus
pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos
todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos
de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz. Desarmó
a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo* los humilló en público
al exhibirlos en su desfile triunfal.
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
Soy
un descendiente de Abraham, el padre de mi fe. Dios me ama y me ha elegido de entre todos los
pueblos de la tierra para ser Su hijo. No
tengo ningún motivo para temer, ya que el Señor Jesús está conmigo. Él me dice que no desmaye, porque Dios es mi
Padre, y Él ha prometido que nunca me dejara ni me desamparara. Él me fortalece y ayuda en todas mis
circunstancias. Él me sostiene con Su
mano derecha, y mi victoria se manifiesta.
Todos los que se levantan en mi contra con toda su ira para deshonrarme y avergonzarme, serán
como nada y su ataque será eliminado. Busco a mi alrededor a mi enemigo pero no lo hallo. El mas grande y Poderoso está dentro de mí y El
hace que todos mis enemigos parezcan inofensivos
ante Su presencia. El Señor Jesús, me ha tomado de mi mano derecha y me dice: Hijo no te preocupes por nada. Te tengo cubierto
y no permitiré que nada te haga daño. Siempre
estoy contigo para ayudarte en cualquier
cosa que necesites. Así que no tengas miedo.
Piensa en ello hijo mio, Soy tu Padre. Tu me perteneces . ¿Hay alguna razón para
tener miedo? Yo te he redimido y recreado. Tu eres una nueva creación en Cristo Jesús, un
trillo nuevo y fuerte, con muchos dientes, un guerrero feroz y temible de mi
reino. No hay ninguna tarea demasiado difícil o invencible
para ti. Por lo tanto, regocíjate hijo mio y disfruta de mi presencia
en tu vida. Siempre estaré contigo, te
lo prometo, nunca tendrás sed. Puedes
pedir en tus oraciones y estar seguro que nunca te abandonaré - No hijo, no por
ninguna razón. Hare que el caudal de los ríos rieguen tus lugares estériles y conviertan
tu desierto en estanques de agua. Todo lo que tienes yo lo bendigo. Sí, hijo,
por tu bien. Quiero que todo el mundo sepa cuánto te amo - lo alegre que estoy contigo, qué alegría traes a mi
corazón. Te quiero hijo. Nunca lo olvides, te he creado para mi Gloria.
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el
nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del
Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos
2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a
morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que
si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas
11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que
Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos.
Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste
y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho
esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
Nota:
Este blog esta todos los
días en la misma dirección, búscalo y compártelo con tus amigos y familiares.