martes, 1 de mayo de 2012

El Señor Jesús mi Dios me sostiene.


Isaías 41:8-20; Gálatas 3:7; Salmo 2:2-7; 1 Corintios 15:57; Deuteronomio 11:25; Hebreos 13:5-6; Juan 13:5-6; Colosenses 2:9-15

Pero tú, Israel, mi siervo, tú Jacob, a quien he escogido, simiente de Abraham, mi amigo: Te tomé de los confines de la tierra, te llamé de los rincones más remotos, y te dije: Tú eres mi siervo. Yo te escogí; no te rechacé. Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. Todos los que se enardecen contra ti sin duda serán avergonzados y humillados; los que se te oponen serán como nada, como si no existieran.  Aunque busques a tus enemigos, no los encontrarás. Los que te hacen la guerra serán como nada, como si no existieran.  Porque yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: No temas, yo te ayudaré. No temas, gusano Jacob, pequeño Israel afirma el Señor, porque yo mismo te ayudaré; ¡el Santo de Israel es tu redentor! Te convertiré en una trilladora nueva y afilada, de doble filo. Trillarás las montañas y las harás polvo; convertirás en paja las colinas. Las aventarás y se las llevará el viento; ¡un vendaval las dispersará! Pero tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel. Los pobres y los necesitados buscan agua, pero no la encuentran; la sed les ha resecado la lengua. Pero yo, el Señor, les responderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré. Haré brotar ríos en las áridas cumbres, y manantiales entre los valles. Transformaré el desierto en estanques de agua, y el sequedal en manantiales. Plantaré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos; en áridas tierras plantaré cipreses, junto con pinos y abetos, para que la gente vea y sepa, y considere y entienda, que la mano del Señor ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado.

Por lo tanto, sepan que los descendientes de Abraham son aquellos que viven por la fe.

Los reyes de la tierra se rebelan; los gobernantes se confabulan contra el Señor y contra su *ungido.  Y dicen: "¡Hagamos pedazos sus cadenas! ¡Librémonos de su yugo!"   El rey de los cielos se ríe; el Señor se burla de ellos. En su enojo los reprende, en su furor los intimida y dice: "He establecido a mi rey sobre *Sión, mi santo monte."   Yo proclamaré el decreto del Señor: "Tú eres mi hijo", me ha dicho; "hoy mismo te he engendrado.

¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!

Nadie podrá hacerles frente. Por dondequiera que vayan, el Señor su Dios hará que todo el mundo sienta miedo y terror ante ustedes, como se lo ha prometido.

Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: "Nunca te dejaré; jamás te abandonaré."  Así que podemos decir con toda confianza: "El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué puede hacerme el ser humano?"

Yo soy el pan de vida declaró Jesús. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed. Pero como ya les dije, a pesar de que ustedes me han visto, no creen.  Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo.  Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad sino la del que me envió. Y ésta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final. Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.

Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo; y en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes han recibido esa plenitud.  Además, en él fueron circuncidados, no por mano humana sino con la circuncisión que consiste en despojarse del cuerpo pecaminoso. Esta circuncisión la efectuó Cristo. Ustedes la recibieron al ser sepultados con él en el bautismo. En él también fueron resucitados mediante la fe en el poder de Dios, quien lo resucitó de entre los muertos.  Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz. Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo* los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Soy un descendiente de Abraham, el padre de mi fe.  Dios me ama y me ha elegido de entre todos los pueblos de la tierra para ser Su hijo.  No tengo ningún motivo para temer, ya que el Señor Jesús está conmigo.  Él me dice que no desmaye, porque Dios es mi Padre, y Él ha prometido que nunca me dejara ni me desamparara.  Él me fortalece y ayuda en todas mis circunstancias.  Él me sostiene con Su mano derecha, y mi victoria se manifiesta.  Todos los que se levantan en mi contra con toda su  ira para deshonrarme y avergonzarme, serán como nada y su ataque será eliminado.   Busco a mi alrededor a mi enemigo pero no  lo hallo.  El mas grande y Poderoso está dentro de mí y El hace que todos mis enemigos parezcan  inofensivos ante Su presencia.  El Señor Jesús,  me ha tomado de mi mano derecha y me dice:  Hijo no te preocupes por nada. Te tengo cubierto y no permitiré que nada te haga daño.  Siempre estoy contigo  para ayudarte en cualquier cosa que necesites.  Así que no tengas miedo. Piensa en ello hijo mio, Soy tu Padre.  Tu me perteneces . ¿Hay alguna razón para tener miedo? Yo te he redimido y recreado.  Tu eres una nueva creación en Cristo Jesús, un trillo nuevo y fuerte, con muchos dientes, un guerrero feroz y temible de mi reino.  No hay  ninguna tarea demasiado difícil o invencible para ti.  Por lo tanto,  regocíjate hijo mio y disfruta de mi presencia en tu vida.  Siempre estaré contigo, te lo prometo, nunca tendrás sed.  Puedes pedir en tus oraciones y estar seguro que nunca te abandonaré - No hijo, no por ninguna razón. Hare que el caudal de los ríos rieguen tus lugares estériles y conviertan tu desierto en estanques de agua. Todo lo que tienes yo lo bendigo. Sí, hijo, por tu bien. Quiero que todo el mundo sepa cuánto te amo - lo alegre  que estoy contigo, qué alegría traes a mi corazón. Te quiero hijo. Nunca lo olvides, te he creado para mi Gloria.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

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