domingo, 10 de febrero de 2013

La Luz del Señor Jesús brilla en mi.


La Luz del Señor Jesús brilla en mi.
JESÚS ES EL SEÑOR,  HOSANNA EN LAS ALTURAS.
Mateo 5:13-16; Lucas 14:34; Juan 8:12; 15:8; 1Juan 1:5-7; 1 Pedro 2:12

Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee.  Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa.   Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.


La sal es buena, pero si se vuelve insípida, ¿cómo recuperará el sabor?

Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: --Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

 Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.

Este es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad.  Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad.   Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado.

Mantengan entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que, aunque los acusen de hacer el mal, ellos observen las buenas obras de  ustedes y glorifiquen a Dios en el día de la salvación.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

El Señor Jesús dice que soy la sal de la tierra. Y no dejaré que me quiten la salinidad (mi fuerza y cualidades particulares de un hijo de Dios), ni voy a permitir que mi testimonio sea pisoteado por la persecución de este mundo. En el  Señor Jesús soy luz del mundo. No voy a ocultar mi luz, porque Él me colocó a donde todos me pueden ver. Vivo mi vida en la excelencia moral y las buenas obras, dignas de elogio, y notable. Hago que los hombres reconozcan lo que Dios está haciendo en mi vida para que puedan dar a Su Nombre el honor que el Señor Jesús se merece.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv

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