viernes, 15 de junio de 2012

El Espíritu del Señor Jesús me da Vida.


Juan 6:63; 1 Pedro 1:4, 23; Proverbios 18:20-21; Juan 14:12; 15:7; 2 Corintios 4:13; Marcos 11:22-25; Hebreos 11:1; Mateo 8:5-10; 21:19-22

El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida.


Y recibamos una herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal herencia está reservada en el cielo para ustedes.

Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.

Cada uno se llena con lo que dice y se sacia con lo que habla. En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto.

Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre.

Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, lo que quieran pedir se les concederá.

Escrito está: "Creí, y por eso hablé." Con ese mismo espíritu de fe también nosotros creemos, y por eso hablamos.

 --Tengan fe en Dios --respondió Jesús--. Les aseguro que si alguno le dice a este monte: 'Quítate de ahí y tírate al mar', creyendo, sin abrigar la menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá. Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán.  Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.

Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.

Al entrar Jesús en Capernaum, se le acercó un centurión pidiendo ayuda.          Señor, mi siervo está postrado en casa con parálisis, y sufre terriblemente. Iré a sanarlo respondió Jesús. Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano. Porque yo mismo soy un hombre sujeto a órdenes superiores, y además tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: 'Ve', y va, y al otro: 'Ven', y viene. Le digo a mi siervo: 'Haz esto', y lo hace. Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían:  Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe.

Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas. ¡Nunca más vuelvas a dar fruto! le dijo. Y al instante se secó la higuera.  Los discípulos se asombraron al ver esto. ¿Cómo es que se secó la higuera tan pronto? preguntaron ellos.  Les aseguro que si tienen fe y no dudan les respondió Jesús, no sólo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decirle a este monte: '¡Quítate de ahí y tírate al mar!', y así se hará.  Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


Lo espiritual es mas grande y no se ve, pero la confianza en la Palabra de Dios (fe) acelera la manifestación de lo que no se ve pueda verse y es el Señor Jesús manifestando vida en abundancia a mi espíritu.  La carne no se renueva ni prevalecer sobre la Palabra dada por Dios que esta permanece para siempre.
Dios trajo Vida nueva por el Espíritu Santo, a través de la Palabra a mi viva. Mi espíritu ha sido renovado y recreado con la naturaleza misma de Dios. Entiendo perfectamente que la Palabra de Dios es el alimento para mi espíritu. De la misma manera que Jesús utilizó sus palabras para llevar las cosas a la vida, yo uso sus Palabras para manifestar las cosas a mi vida en Su Nombre.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor, te invito a  hacer  la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

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