miércoles, 1 de febrero de 2012

Dios nos ha prometido Vida en el Señor Jesús.


Tito 1:1-3; Mateo 28:18-20; Hechos 11:22-25;2 Corintios 5:18-20; 1 Timoteo 3:16; Números 23:19; Hebreos 1:2-3;; Salmo 119:130

Pablo,  siervo de Dios y apóstol de Jesucristo,  conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad, en la esperanza de la vida eterna.  Dios,  que no miente,  prometió esta vida desde antes del principio de los siglos, y a su debido tiempo manifestó su palabra por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato de Dios,  nuestro Salvador.

Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto,  id y haced discípulos  a todas las naciones,  bautizándolos en el nombre del  Padre,  del Hijo y del Espíritu Santo,  y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.  Y yo estoy con vosotros todos los días,  hasta el fin del mundo.  Amén.

Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén,  y enviaron a Bernabé  para que fuera hasta Antioquía. Este,  cuando llegó y vio la gracia de Dios,  se regocijó y exhortó  a todos a que con propósito de corazón permanecieran fieles al Señor. Era un varón bueno,  lleno del Espíritu Santo y de fe.  Y una gran multitud fue agregada al Señor. Después fue Bernabé a Tarso  en busca de Saulo;  y cuando lo halló,  lo llevó a Antioquía.

Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo,  no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados,  y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que,  somos embajadores en nombre de Cristo,  como si Dios rogara por medio de nosotros;  os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

Indiscutiblemente,  grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles,  predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.

Dios no es hombre,  para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta.  ¿Acaso dice y no hace?  ¿Acaso promete y no cumple?

Dios,  habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres  por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo,  a quien constituyó heredero de todo y por quien asimismo hizo el universo.  Él,  que es el resplandor de su gloria,  la imagen misma de su sustancia y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados  por medio de sí mismo,  se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.

La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los sencillos.

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

El Dios y Padre del Señor Jesucristo me ha nombrado para proclamar el mensaje de salvación, para promover la confianza en Su Palabra (la fe) que ha sido dada a los que hemos creído en El, para guiar a otros al conocimiento de Su Verdad que conduce a toda piedad.  Proclamo la fe y el conocimiento, que se basa en la esperanza de Vida eterna, que Dios nos prometió desde antes de la fundación del mundo, y El no miente.   Ahora es el tiempo designado, de acuerdo con el plan pre—establecido por Dios, para llevar a cabo mi misión en esta tierra.  Tengo el privilegio de ser portador de Su Palabra a un mundo herido por el pecado.  El Dios de todo el universo me ha confiado Su Palabra infalible, a Su Hijo a través del Espíritu Santo.  Por Su orden, tengo la responsabilidad de compartir  el Camino a los demás y proclamarlo a todo el mundo en mi círculo de influencia.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: Hosanna.enriqueibarra@gmail.com