viernes, 1 de febrero de 2013

Porque Señor Jesús me ha salvado.


Jeremías 31: 11-14; Gálatas 3:13; Colosenses 2:15; Lucas10:19; Salmo 1:1-3; 112; 149:3; Juan 16:22

Porque el Señor rescató [redimido] a Jacob; lo redimió de una mano más [demasiado fuerte para el] poderosa.  Vendrán y cantarán [con voz fuerte]  jubilosos en las alturas de Sión; disfrutarán de las bondades del Señor: el trigo, el jugo de  [la uva] vino nuevo y el aceite, las crías de las ovejas y las vacas. Serán [su espirito] como un jardín bien regado, y no volverán a desmayar [no volverán a sufrir dolor].   Entonces las jóvenes danzarán con alegría, y los jóvenes junto con los ancianos. Convertiré su duelo en gozo, y los consolaré; transformaré su dolor en alegría.   Colmaré de abundancia a los sacerdotes, y saciaré con mis bienes a mi pueblo [y estarán satisfechos]", afirma el Señor.

Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: "Maldito todo el que es colgado de un madero."

Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal.

Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño.

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos,  sino que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella.  Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!

¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Dichoso el que teme al Señor, el que halla gran deleite en sus mandamientos.  Sus hijos dominarán el país;  la descendencia de los justos será bendecida.  En su casa habrá abundantes riquezas,  y para siempre permanecerá su justicia.  Para los justos la luz brilla en las tinieblas.  ¡Dios es clemente, compasivo y justo!  Bien le va al que presta con generosidad,  y maneja sus negocios con justicia.  El justo será siempre recordado;  ciertamente nunca fracasará.  No temerá recibir malas noticias;  su corazón estará firme, confiado en el Señor.  Su corazón estará seguro, no tendrá temor,  y al final verá derrotados a sus adversarios.  Reparte sus bienes entre los pobres;  su justicia permanece para siempre;  su poder  será gloriosamente exaltado.  El malvado verá esto, y se irritará; rechinando los dientes se irá desvaneciendo.  ¡La ambición de los impíos será destruida!

Que alaben Su Nombre con danzas; que le canten salmos al son de la lira y el pandero.

Lo mismo les pasa a ustedes: Ahora están tristes, pero cuando vuelva a verlos se alegrarán, y nadie les va a quitar esa alegría.

 

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


El Señor Jesús me ha redimido del poder del enemigo. El Señor lo ha despojado de su autoridad sobre mí y le ha dejado sin poder por debajo mis pies. Por esto entro en Su Templo con gritos de alabanza y alegría debido a Su abundante bondad, de librarme de la condenación eterna [salvación que recibí en el Señor Jesús]  de mi vida. Soy como un pozo, como un jardín regado y floreciente de belleza con finas frutas. El dolor que causaba el pecado, ha sido quitado de en medio de mí y bailo y canto con voz fuerte con gran regocijo en la presencia de mi Padre Celestial. Prefiero la abundancia y la alegría en lugar del dolor y la escases.  Mi corazón está lleno de la riqueza del mismo Dios a través  del Espíritu Santo.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv

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