viernes, 7 de diciembre de 2012

Creo en el Señor Jesús.


Juan 11:40-42; Filipenses 2:10-13; Marcos 16:15-20; Juan 14:13-14; 15:7; 16:23-24; 1 Juan 5:14-15

--¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? --le contestó Jesús. Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: --Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste.

Para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra,  y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.  Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre --no sólo en mi presencia sino mucho más ahora en mi ausencia-- lleven a cabo su salvación con temor y temblor,  pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.

Les dijo: "Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura.  El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado.  Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; tomarán en sus manos serpientes; y cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud."  Después de hablar con ellos, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.   Los discípulos salieron y predicaron por todas partes, y el Señor los ayudaba en la obra y confirmaba su palabra con las señales que la acompañaban.

Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.  Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré.

Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, lo que quieran  pedir se les concederá.

En aquel día ya no me preguntarán nada. Ciertamente les aseguro que mi Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa.

Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye.  Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Creo y confío en el nombre de Jesús, por lo tanto veo la gloria de Dios manifestada en mi vida. Mi Padre Celestial siempre escucha mis oraciones.  Él está más que dispuesto a honrar Su Palabra, y en el nombre de Jesús sé que concede cualquier petición que le hecho de acuerdo a Su voluntad. Le doy gracias por lo que he recibido espiritualmente y confío que Su Palabra tendrá pronta manifestación y con mis labios y corazón le doy gracias. 
Leer fonéticamente

Si no has recibido a  Jesús tú Señor, te invito a  hacer  la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

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