martes, 1 de febrero de 2011

Porque Jesús Me Redimió.

Jeremías 31: 11-14
Porque Jehová redimió a Jacob, lo redimió de mano del más fuerte que él. Vendrán con gritos de gozo a lo alto de Sión y correrán a los bienes de Jehová: al pan, al vino, al aceite y al ganado de ovejas y de vacas. Su vida será como un huerto de riego y nunca más tendrán dolor alguno. Entonces la virgen danzará alegremente, junto con los jóvenes y los viejos; cambiaré su llanto en gozo, los consolaré y los alegraré de su dolor. El alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi pueblo será saciado de mis bienes, dice Jehová".

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

El Señor Jesús me ha redimido del poder del enemigo. Él lo ha despojado de su autoridad sobre mí y le ha dejado sin poder bajo mis pies. Entro en Su Templo con gritos de alabanza y alegría debido a la abundancia de la bondad de Dios en mi vida. Soy como un pozo, como un jardín regado y floreciente de belleza con finas frutas. El dolor ha sido quitado de en medio de mi y bailo con gran regocijo en la presencia de mi Padre Celestial. Prefiero la abundancia y la alegría en lugar del dolor y la escases. Mis graneros están llenos de la riqueza de la abundancia de Dios.

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él, porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo, Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4). Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.