domingo, 24 de abril de 2011

Jesús Es Señor, ¡Todo es tuyo! Yo sé


1 Crónicas 29:14-18
"Pero,  ¿quién soy yo,  y quién es mi pueblo,  para que podamos darte estas ofrendas voluntarias?  En verdad,  tú eres el dueño de todo,  y lo que te hemos dado,  de ti lo hemos recibido. Ante ti,  somos extranjeros y peregrinos,  como lo fueron nuestros antepasados.  Nuestros días sobre la tierra son sólo una sombra sin esperanza. Señor y Dios nuestro,  de ti procede todo cuanto hemos conseguido para construir un templo a tu *santo nombre.  ¡Todo es tuyo! Yo sé,  mi Dios,  que tú pruebas los corazones y amas la rectitud.  Por eso,  con rectitud de corazón te he ofrecido voluntariamente todas estas cosas,  y he visto con júbilo que tu pueblo,  aquí presente,  te ha traído sus ofrendas.  Señor,  Dios de nuestros antepasados Abraham,  Isaac e Israel,  conserva por siempre estos pensamientos en el corazón de tu pueblo,  y dirige su corazón hacia ti.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS. 

Sé que todo lo que tengo procede de parte del Señor Jesús. Por lo tanto todo lo que doy en realidad le pertenece a Dios. Por lo tanto, toda mi fuerza y capacidad de dar ofrendas provienen de Él solamente.  Humildemente reconozco que solamente soy un administrador de Dios,  no soy el dueño titular. Por lo tanto, si en algo me puedo jactar, es en Él!  Toda mi alegría es en Él!  No doy de mala gana, sino con alegría. Considero que es un honor y un privilegio poder dar para el Reino de Dios. Mi dar es una declaración de que sólo Dios es el encargado de mi prosperidad (todo lo que hago sale bien y aumentado). Mi propósito en la vida es vivir de la manera y para el Reino de Dios.  Jesús es el Director de mis pensamientos y propósitos.  Jesús establece mi corazón leal hacia Él y me da toda la habilidad de caminar en el Poder de Su unción.
Leer fonéticamente

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.