lunes, 14 de noviembre de 2011

La Justicia de mi Señor Jesús permanece para siempre.




Salmo 112: 1-9; Deuteronomio 28:1-14; Salmo 1:1-3, 102:28; Mateo 5:14-16; 2 Corintios 9:5-11; Hebreos 13:9
 Bienaventurado  el hombre que teme a Jehová  y en sus mandamientos se deleita en gran manera.   Su descendencia será poderosa en la tierra;  la generación de los rectos será bendita.   Bienes y riquezas hay en su casa, y su justicia permanece para siempre.  Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos; es clemente,  misericordioso y justo.  El hombre de bien tiene misericordia y presta; gobierna sus asuntos con justicia.  Por lo cual no resbalará jamás; en memoria eterna será el justo.   No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme,  confiado en Jehová.  Asegurado está su corazón;  no temerá,  hasta que vea en sus enemigos su deseo.  Reparte,  da a los pobres; su justicia permanece para siempre;  su poder será exaltado con gloria.
Acontecerá que si oyes atentamente la voz de Jehová,  tu Dios,  para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy,  también Jehová,  tu Dios,  te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.  Y vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas bendiciones,  si escuchas la voz de Jehová,  tu Dios.  Bendito serás tú en la ciudad y bendito en el campo.  Bendito el fruto de tu vientre,  el fruto de tu tierra,  el fruto de tus bestias,  la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.  Benditas serán tu canasta  y tu artesa de amasar.  Bendito serás en tu entrar y bendito en tu salir.  Jehová derrotará a los enemigos que se levanten contra ti;  por un camino saldrán contra ti y por siete caminos huirán de ti.  Jehová enviará su bendición sobre tus graneros y sobre todo aquello en que pongas tu mano,  y te bendecirá en la tierra que Jehová,  tu Dios,  te da.  Te confirmará Jehová como su pueblo santo,  como te lo ha jurado,  si guardas los mandamientos de Jehová,  tu Dios,  y sigues sus caminos.  Entonces verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti,  y te temerán.  Jehová te hará sobreabundar en bienes,  en el fruto de tu vientre,  en el fruto de tu bestia y en el fruto de tu tierra,  en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar.  Te abrirá Jehová su buen tesoro,  el cielo,  para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda la obra de tus manos.  Prestarás a muchas naciones,  y tú no pedirás prestado.  Te pondrá Jehová por cabeza y no por cola;  estarás encima solamente,  nunca debajo,  si obedeces los mandamientos de Jehová,  tu Dios,  que yo te ordeno hoy;  si los guardas y cumples,  y no te apartas de todas las palabras que yo te mando hoy,  ni a la derecha ni a la izquierda,  para ir tras dioses ajenos y servirlos.

 Bienaventurado  el varón  que no anduvo en consejo de malos,  ni estuvo en camino de pecadores,  ni en silla de escarnecedores se ha sentado,  sino que en la ley de Jehová está su delicia y en su Ley  medita de día y de noche.  Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo  y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará.  

Los hijos de tus siervos habitarán seguros  y su descendencia será establecida delante de ti.

Vosotros sois la luz del mundo;  una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz  y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa.  Así alumbre vuestra luz delante de los hombres,  para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.  

Por tanto,  consideré necesario exhortar a los hermanos que fueran primero a vosotros y prepararan primero vuestra generosidad antes prometida,  para que esté lista como muestra de generosidad y no como de exigencia nuestra. Pero esto digo: El que siembra escasamente,  también segará escasamente;  y el que siembra generosamente,  generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación,  porque Dios ama al dador alegre.  Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia,  a fin de que,  teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario,  abundéis para toda buena obra; como está escrito: Repartió,  dio a los pobres, su justicia permanece para siempre.  Y el que da semilla al que siembra y pan al que come,  proveerá y multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia,  para que seáis ricos en todo para toda generosidad,  la cual produce,  por medio de nosotros,  acción de gracias a Dios

No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas.  Es mejor afirmar el corazón con la gracia,  no con alimentos que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellos.

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Le doy la debida reverencia a mi Padre celestial y encuentro gran deleite en Su Palabra. Soy bendecido en todo lo que hago. La abundancia de las riquezas están en mi casa y Su justicia no tiene fin. Él me ha enseñado a ser misericordioso y compasivo, al igual que Él.  La oscuridad se convierte en luz en mi presencia. No tengo ninguna tiniebla. Las cosas buenas me alcanzan siempre, pues he aprendido la bendición de dar libremente para la proclamación del reino de Dios. Yo soy conocido como un hombre justo y recto. Puedo distribuir los regalos con regularidad a las personas necesitadas y la aprobación de Dios (Su Justicia) permanece para siempre. Cuando las malas noticias vienen, no me muevo. Cuando el espíritu de temor viene contra mí, yo le hago frente con valentía. Yo sé en quien he fijado mi confianza y mi victoria me es dada absolutamente por Jesús.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv