sábado, 19 de febrero de 2011

Jesús Me Da Fuerzas Y Mi Corazón No Desfallece


Josué 14:7-13
Yo tenía cuarenta años de edad cuando Moisés, siervo de Jehová, me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra, y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. Mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo, pero yo me mantuve fiel a Jehová, mi Dios. Entonces Moisés juró diciendo: “Ciertamente la tierra que pisó tu pie será para ti y para tus hijos como herencia perpetua, por cuanto te mantuviste fiel a Jehová, mi Dios”. Pues bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová dijo estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto, y ahora tengo ochenta y cinco años de edad. Todavía estoy tan fuerte como el día en que Moisés me envió. Cuál era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para combatir, para salir y para entrar.  Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día. Tú mismo oíste entonces que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Si Jehová está conmigo, los expulsaré, como Jehová ha dicho».
Josué entonces lo bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón como heredad. 

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


Soy un hombre con un buen testimonio.  Sigo al Señor Jesús,  mi Dios con todo mi corazón. Cada lugar que toca la planta de mis pies se ha convertido en mi herencia. Yo lo reclamo para el reino de Dios!  Es una herencia para mi y para mis hijos por toda la eternidad!  En esta tierra, Jesús reinará supremamente!  El Señor me mantiene con fuerza y lleno de vigor todos los días de mi vida.  Estoy preparado para la guerra.  Estoy siempre dispuesto a luchar en el nombre del Señor Jesús!  Un espíritu de fortaleza y valor me sostienen  en todo momento.  El Señor está siempre conmigo y conquisto a los gigantes de la tierra.  Me atrevo a declarar y creer que soy bendecido.  En el nombre de Jesús reclamo mi herencia espiritual!



Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.