Romanos 12:1-3; 2 Corintios 6:14; 10:1-4; Hebreos 10:18-20; 1 Juan 2:15; Efesios 4:7; proverbios 25:27nGalatas 5:1; Romanos 5:1-2; Salmo 24:1
Por lo
tanto, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que
presentéis vuestros cuerpos como
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto. No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación
de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta. Digo, pues,
por la gracia que me es dada, a
cada cual que está entre vosotros, que no
tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió
a cada uno.
No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque
¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión, la luz con las tinieblas?
Yo, Pablo, os ruego por la mansedumbre y bondad de
Cristo, yo, que cuando estoy presente ciertamente soy
humilde entre vosotros, pero que cuando
estoy lejos soy atrevido con vosotros, os ruego, pues,
que cuando esté presente, no
tenga que usar de aquel atrevimiento con que estoy dispuesto a proceder
resueltamente contra algunos que nos
tienen como si anduviéramos según la carne. Aunque andamos en la carne, no militamos según la carne, porque las armas de nuestra milicia no son
carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortalezas.
Pues donde hay remisión de estos,
no hay más ofrenda por el pecado. Así que,
hermanos, tenemos libertad para entrar en el Lugar santísimo por la
sangre de Jesucristo, por el camino
nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es,
de su carne.
No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al
mundo, el amor del Padre no está en él.
Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del
don de Cristo.
Renovaos en el espíritu de vuestra mente.
Comer mucha miel no es bueno, ni el buscar la propia gloria es gloria.
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo
libres y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan.
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE
DIOS.
Tomando en cuenta las
misericordias de Dios, he decidido dedicar mi cuerpo como sacrificio vivo,
santo y que agradable a Dios mi Señor Jesús. Es mi adoración espiritual.
Sigo el camino que el Espíritu Santo (que esta dentro de mi) me dice seguir,
porque ya no sigo ni me acomodo al camino del mundo, porque estoy siendo
transformado de mi mente, día con día mediante
la voluntad de Dios manifestada en Su Palabra que es buena, agradable y
perfecta. Permanezco en Su voluntad por la Gracia del Señor Jesús mi Dios. No me estimulo mi propio cuerpo con los
placeres de mi carne, porque eso me aparta de lo mas importante para mi vida. Lo mas importante es Su Palabra, no los deseos de mi carne. Sin embargo, todo lo que tengo, todo lo que soy, y todo lo que puedo hacer lo he recibido
por voluntad de la Gracia del Padre del Señor Jesucristo. Estoy totalmente,
completamente lleno de gozo de depender de mi Dios, a través del Señor Jesús que dio
Su vida por mi.
Si no has
recibido a Jesús tú Señor simplemente
has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre
Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que
Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el
Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16;
Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en
otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu
Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste
de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo
Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra
te bendice favor de hacérmelo saber.