domingo, 13 de febrero de 2011

He Resucitado En Cristo Jesús.



Colosenses 3:1-4
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

 

Desde que resucité, es decir desde que Jesucristo gobierna mi vida, soy nueva  criatura, he nacido de nuevo  en Cristo, por lo tanto he puesto mi corazón en las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Tengo una determinación resuelta a centrar mi atención sólo en las cosas espirituales que son de Dios, y no en las cosas de la tierra, porque morí juntamente con Jesús en la cruz (en lo que respecta a mi vieja naturaleza pecaminosa), y mi vida hoy está escondida en Cristo, en Dios. Mi Padre es Espíritu, por lo tanto, voy a adorar a Jesucristo, recibo a Jesús, y tengo comunión con Jesús, en el espíritu. Cuando Cristo,  mi vida aparezca,  también yo seré manifestado con Él en gloria.

 

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.