Jeremías 23:4-6; Salmo 23, 91:11-12; 1 Corintios 1:30; Génesis 15:1
Pondré sobre ellas pastores que las pastorearán, y ya no temerán ni se espantarán, ni faltará ninguna de ellas afirma el Señor. Vienen días afirma el Señor, en que de la simiente de David haré surgir un vástago justo; él reinará con sabiduría en el país, y practicará el derecho y la justicia. En esos días Judá será salvado, Israel morará seguro. Y éste es el nombre que se le dará: El Señor es nuestra salvación.
- El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas fuerzas. por amor a su nombre. Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar. La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre.
- Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos. Con sus propias manos te levantarán para que no tropieces con piedra alguna.
- Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría --es decir, nuestra justificación, santificación y redención—
- Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: "No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa."
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS
El Señor Jesús ha puesto a mi disposición a los ángeles de Dios para guardarme y ayudarme en mis necesidades. Ellos velan para que salga ileso y nunca me he quedado sin atención, por lo que no tengo razones para temer. Jesús es mi Señor y Rey. Él reina sobre mí, con sabiduría haciendo sólo lo que es justo y correcto para mi. El es mi justicia y mi escudo de protección. Vivo con plena seguridad a cada segundo, de cada minuto, de cada hora, de cada día.
Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él, porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo, Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.
Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).
Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4). Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.