martes, 5 de febrero de 2013

El mismo Espíritu del Señor Jesús hoy está en mi.


1 Samuel 16:13; 1 Juan 2:20, 27; Efesios 1:17-23; Filipenses 2:12-13; Colosenses 1:27; 2Corintios 1:21-22

Samuel tomó el cuerno de aceite y ungió al joven en presencia de sus hermanos. Entonces el Espíritu del Señor vino poderosamente sobre David, y desde aquel día en adelante estuvo con él. Luego Samuel regresó a Ramá.

Todos ustedes, en cambio, han recibido unción del Santo, de manera que conocen la verdad.

En cuanto a ustedes, la unción [del Espíritu Santo] que de él [Dios y Padre del Señor Jesús] recibieron permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es auténtica --no es falsa-- y les enseña todas las cosas. Permanezcan en él, tal y como él les enseñó.

Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor.   Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos, y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales,  muy por encima de todo gobierno y autoridad, poder y dominio, y de cualquier otro nombre que se invoque, no sólo en este mundo sino también en el venidero.  Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo, y lo dio como cabeza de todo a la iglesia. Ésta, que es su cuerpo, es la plenitud de aquel que lo llena todo por completo.

Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre --no sólo en mi presencia sino mucho más ahora en mi ausencia-- lleven a cabo su salvación con temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.

A estos [a nosotros] Dios se propuso dar a conocer cuál [ Su Espíritu] es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Unción del Espíritu de Dios [Cristo] en ustedes, la esperanza de gloria.

Y Dios es el que nos confirma con vosotros en Cristo y el que nos ungió; es también quien nos ha sellado y ha puesto como garantía al Espíritu en nuestros corazones.

 

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

El Señor Jesús me ha ungido y  hoy tengo al Espíritu Santo morando dentro de mí. Dios me ha empoderado para ser victorioso en cada circunstancia adversa que pueda enfrentar. Con Su Espíritu tengo el poder que quita cargas, elimina yugos, y destruye todo poder del maligno. A partir del día que decidí creer y seguir al Señor Jesús,  desde ese día en adelante, independientemente de lo que veo, siento o pienso, reconozco que este poder está dentro de mí y voy a ser guiado para hacer en conformidad de la voluntad de Dios.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv

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