1 Samuel 16:13; 1 Juan 2:20, 27; Efesios
1:17-23; Filipenses 2:12-13; Colosenses 1:27; 2Corintios 1:21-22
Samuel tomó el cuerno de aceite y ungió al
joven en presencia de sus hermanos. Entonces el Espíritu del Señor vino poderosamente
sobre David, y desde aquel día en adelante estuvo con él. Luego Samuel regresó
a Ramá.
Todos ustedes, en cambio,
han recibido unción del Santo, de manera que conocen la verdad.
En cuanto a ustedes, la
unción [del Espíritu Santo] que de él [Dios y Padre del Señor Jesús] recibieron
permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es
auténtica --no es falsa-- y les enseña todas las cosas. Permanezcan en él, tal
y como él les enseñó.
Pido que el Dios de nuestro
Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de
revelación, para que lo conozcan mejor. Pido también que les sean iluminados los ojos
del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la
riqueza de su gloriosa herencia entre los santos, y cuán incomparable es la
grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese poder es la fuerza
grandiosa y eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los
muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales, muy por encima de todo gobierno y autoridad,
poder y dominio, y de cualquier otro nombre que se invoque, no sólo en este
mundo sino también en el venidero. Dios
sometió todas las cosas al dominio de Cristo, y lo dio como cabeza de todo a la
iglesia. Ésta, que es su cuerpo, es la plenitud de aquel que lo llena todo por
completo.
Así que, mis queridos
hermanos, como han obedecido siempre --no sólo en mi presencia sino mucho más
ahora en mi ausencia-- lleven a cabo su salvación con temor y temblor, pues
Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se
cumpla su buena voluntad.
A estos [a nosotros] Dios
se propuso dar a conocer cuál [ Su Espíritu] es la gloriosa riqueza de este
misterio entre las naciones, que es Unción del Espíritu de Dios [Cristo] en
ustedes, la esperanza de gloria.
Y Dios es el que nos
confirma con vosotros en Cristo y el que nos ungió; es también quien nos ha
sellado y ha puesto como garantía al Espíritu en nuestros corazones.
DECLARACIÓN DE FE DE
ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
El Señor Jesús me ha ungido
y hoy tengo al Espíritu Santo morando
dentro de mí. Dios me ha empoderado para ser victorioso en cada circunstancia
adversa que pueda enfrentar. Con Su Espíritu tengo el poder que quita cargas,
elimina yugos, y destruye todo poder del maligno. A partir del día que decidí
creer y seguir al Señor Jesús, desde ese
día en adelante, independientemente de lo que veo, siento o pienso, reconozco
que este poder está dentro de mí y voy a ser guiado para hacer en conformidad de
la voluntad de Dios.
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti
en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo»
(Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo
venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del
Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra.
Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre
los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como
lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
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