Isaías 30:18-21; 1 Corintios 1:9; Isaías 58:11 Salmo 46:1; 103:1-18; Jeremías 29:11-14
A pesar de eso YAHWEH está esperando para mostrarles su favor, Él tendrá misericordia de ustedes desde lo alto; porque YAHWEH es Elohim de justicia; ¡bendecidos son los que esperan por Él! Pueblo Santo de Sion, que habitas en Jerusalén, nunca más llorarás. Al sonido de tu clamor, Él te mostrará su misericordia; al oírlo, Él te responderá. Aunque YAHWEH te de pan de aflicción y escasa agua, aún aquellos que te causan errar ya no se acercarán a ti; sino que con tus propios ojos verás a los que te causan errar. Con tus oídos oirás las palabras de los que te llevaron al extravío Este es el camino; permanece en Él, ya sea que vayas por la derecha o por la izquierda.
Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo
Jesucristo, nuestro Señor.
El Señor te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y fortalecerá
tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se
agotan.
Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en
momentos de angustia
Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides
ninguno de sus beneficios. Él perdona
todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y
te cubre de amor y compasión; él colma
de bienes tu vida y te rejuvenece como a
las águilas. El Señor hace justicia y
defiende a todos los oprimidos. Dio a conocer sus caminos a Moisés; reveló sus
obras al pueblo de Israel. El Señor es
clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor. No sostiene para
siempre su querella ni guarda rencor eternamente. No nos trata conforme a nuestros pecados ni
nos paga según nuestras maldades. Tan
grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra.
Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está
el occidente. Tan compasivo es el Señor
con los que le temen como lo es un padre con sus hijos. Él conoce nuestra condición; sabe que somos
de barro. El hombre es como la hierba, sus días florecen como la flor del
campo: sacudida por el viento, desaparece sin dejar rastro alguno. Pero el amor
del Señor es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está con
los hijos de sus hijos, con los que cumplen su pacto y se acuerdan de sus
preceptos para ponerlos por obra.
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes afirma el Señor,
planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una
esperanza. Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los
escucharé. Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón. Me dejaré encontrar afirma el Señor, y los
haré volver del cautiverio. Yo los
reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde los haya
dispersado, y los haré volver al lugar del cual los deporté, afirma el Señor.
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
El
plan de mi Padre Celestial desde antes de la fundación del mundo ha sido darme
Su favor. Él esta listo para darme de Su misericordia sin considerar mi
situación anterior, hoy creo en Su Hijo amado y me ha apartado del mal camino que seguía para que lo siga a El únicamente. El siempre esta en pie mostrando su amor, Su
misericordia, Su gracia hacia mi. Su presencia siempre esta en mi. El Señor Jesús
derramo Su sangre y me lavo mis iniquidades y pecados y por Su sangre el Padre me justifico (aprobó) para poder estar en Su
presencia, por amor a Su Nombre. Por lo tanto, me voy a mantener firme en Su
Palabra, confiado e ella y me dejare guiar por Su Espíritu Santo que mora en
mí. Mi Dios es fiel. El Señor Jesús es
generoso y amoroso conmigo, cuando le busco, y Él se apresura a responder cuando necesito
su ayuda. En medio de la adversidad y la aflicción, el Señor Jesús me muestre
el camino a seguir. Siempre que El me dirige, he oído su voz tierna dentro de mí diciendo: "Este es el camino, hijo,
anda por el”
Si no has
recibido a Jesús tú Señor simplemente
has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre
Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que
Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el
Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16;
Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en
otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu
Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste
de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo
Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra
te bendice favor de hacérmelo saber.