lunes, 18 de abril de 2011

Jesús Es Mi Rey Y Ha Hecho Morada En Mi


Ezequiel 37:24-28
Mi siervo David será su rey, y todos tendrán un solo *pastor. Caminarán según mis *leyes, y cumplirán mis preceptos y los pondrán en práctica. Habitarán en la tierra que le di a mi siervo Jacob, donde vivieron sus antepasados. Ellos, sus hijos y sus nietos vivirán allí para siempre, y mi siervo David será su príncipe eterno. Y haré con ellos un *pacto de *paz. Será un pacto eterno. Haré que se multipliquen, y para siempre colocaré mi santuario en medio de ellos. Habitaré entre ellos, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y cuando mi santuario esté para siempre en medio de ellos, las naciones sabrán que yo, el Señor, he hecho de Israel un pueblo *santo. "

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

Jesús es el Señor de mi vida. Sigo todos los Preceptos de Dios y con todo cuidado aplico Su Palabra en todo lo que hago. Él me mantiene seguro en todos mis caminos y proclamo Su señorío sobre mis hijos y mis nietos, hasta mil generaciones. Jesús ha hecho un pacto de paz eterno (Shalom: plenitud total,  nada falta; nada se daña) con nuestro Padre Celestial. Jesús me ha establecido  en una relación firme y estable que hace que la bendición de Dios; la misma que le dio a Adán de sojuzgar y multiplicar, y a Abraham para toda su descendencia y a todas las familias de la tierra y en Jesús recibo toda la bendición espiritual, ahora, El Espíritu Santo mismo ha hecho morada dentro de mí y me guía, me consuela, me enseña, me santifica todos los días de mi vida, de manera que puedo llevar gloria al nombre de Jesús.
Leer fonéticamente

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.