Salmo 32 1-2; 103:10-12; Hebreos 10:14-17;
Colosenses 2:14; Romanos 4:7-7; 2 Corintios 5:17; Lucas 2:10-11
Dichoso aquel a quien se le perdonan sus
transgresiones, a quien se le borran sus pecados. Dichoso aquel a quien el
Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay engaño. Muchos
dolores habrá para el impío; Mas el que espera en Jehová, lo rodeará
misericordia.
No nos trata conforme a nuestros pecados ni
nos paga según nuestras maldades. Tan
grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra. Tan lejos de nosotros echó nuestras
transgresiones como lejos del oriente está el occidente.
Porque con un solo sacrificio ha hecho
perfectos para siempre a los que está santificando. También el Espíritu Santo
nos da testimonio de ello. Primero dice: "Éste es el pacto que haré con
ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en su corazón,
y las escribiré en su mente." Después añade: "Y nunca más me acordaré
de sus pecados y maldades."
Y anular la deuda que teníamos pendiente por los
requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la
cruz.
"¡Dichosos aquellos a quienes se les
perdonan las transgresiones y se les cubren los pecados! ¡Dichoso aquel cuyo pecado el Señor no tomará
en cuenta!"
Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una
nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!
Pero el ángel les dijo: "No tengan miedo.
Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para
todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la
ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor.
DECLARACION
DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
No
hay temor ni conciencia de pecado por
hoy tengo la noticia de que mi Redentor ha nacido. Soy bendecido porque el Señor Jesús ha perdonado
todos mis pecados. Estoy feliz porque mi Padre no tiene ninguna cuenta de mis
pecados y me ha dado Su Espíritu, donde el engaño no puede entrar. Dios es mi refugio contra todos los ataques
del diablo. El Señor Jesús me rodea como con un cerco de protección. Él es mi
liberación. Él es Dios de todo el
universo, mi Padre celestial, que me aconseja y sus ojos me cuidan. El Señor Jesús
me enseña Sus caminos a través de Su Palabra, la instrucción y guía de Su Espíritu
es perfecta, y me dan conocimiento específico en lo que necesito; en dónde debo
detenerme; y dónde debo continuar avanzando. Tengo un profundo conocimiento de
la voluntad de Dios en mi vida. Su gran amor me rodea y Él se encarga de que
tenga certeza en todo lo que hago. Amén y Amén!!
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti
en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo»
(Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo
venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del
Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra.
Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre
los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como
lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
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