viernes, 7 de octubre de 2011

El Reino del Señor Jesús es justicia, paz y gozo.


  Romanos 14:17; 1 Corintios 8:8; Efesios 2:14; Filipenses 4:4; Romanos 8:3-10
 [Después de todo] el reino de Dios no es una cuestión de [obtener los] alimentos y bebidas [que a uno le gusta], sino que es la justicia (el  estado que hace que una persona sea  aceptable a Dios) y el [corazón] la paz y gozo en el Espíritu Santo.

Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios,  pues ni porque comamos seremos más,  ni porque no comamos seremos menos.

Él es nuestra paz,  que de ambos pueblos hizo uno,  derribando la pared intermedia de separación.

Regocijaos en el Señor siempre.  Otra vez digo:  ¡Regocijaos!

Lo que era imposible para la Ley,  por cuanto era débil por la carne,  Dios,  enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado,  y a causa del pecado,  condenó al pecado en la carne,  para que la justicia de la Ley se cumpliera en nosotros,  que no andamos conforme a la carne,  sino conforme al Espíritu.  Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne;  pero los que son del Espíritu,  en las cosas del Espíritu.  El ocuparse de la carne es muerte,  pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz,  por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios,  porque no se sujetan a la Ley de Dios,  ni tampoco pueden;  y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.  Pero vosotros no vivís según la carne,  sino según el Espíritu,  si es que el Espíritu de Dios está en vosotros.  Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo,  no es de él.  Pero si Cristo está en vosotros,  el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado,  pero el espíritu vive  a causa de la justicia.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS


Comprendo perfectamente que el Reino de Dios no es cuestión de un conjunto de normas relativas a lo que debo comer o beber, sino de vivir mi vida en justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan
3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv