miércoles, 24 de agosto de 2011

Para darme paz, el Señor Jesús, fue herido y molido por mis rebeliones y pecados.


 
Isaías 53: 4-6; 1 Pedro 2:22-24; Colosenses 2:10; Efesios 2:14; Hebreos 10:14; Romanos 8:38-39

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades  y sufrió nuestros dolores,  ¡pero nosotros lo tuvimos por azotado, como herido y afligido por Dios! Más él fue herido por nuestras rebeliones,  molido por nuestros pecados.   Por darnos la paz,  cayó sobre él el castigo,  y por sus llagas fuimos nosotros curados.  Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino;  mas Jehová cargó en él  el pecado de todos nosotros.

Él no cometió pecado ni se halló engaño en su boca.   Cuando lo maldecían,  no respondía con maldición;  cuando padecía,  no amenazaba,  sino que encomendaba la causa al que juzga justamente.  Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero,  para que nosotros,  estando muertos a los pecados,  vivamos a la justicia.  ¡Por su herida habéis sido sanados!

Y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.

Porque él es nuestra paz, que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro divisorio de enemistad.

Porque con una sola ofrenda, Cristo llevó a la perfección para siempre a los santificados.

Por eso estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni lo presente ni lo por venir,  ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

El Señor Jesús llevó mis enfermedades y mis dolores.  Él fue herido, afligido, y sus pies y manos fueron traspasados por mis rebeliones.  El Señor Jesús fue golpeado y maltratado a causa de mi maldad.  El llevo todas mis enfermedades y sufrió dolores indescriptibles por mi causa.  Todo lo que hizo en Su muerte en la cruz y Su Gloriosa resurrección.  Él tomó mi castigo sobre sí mismo y me dio Su paz a cambio.  A causa de Sus heridas, ahora estoy bien.  Ahora estoy totalmente sanado en mi espíritu, alma y cuerpo.  En Jesús estoy completo.  Antes de conocerlo era como una oveja que había tomado su propio camino y había rechazado el Camino de Justicia, pero el Señor Jesús me ha quitado todas mis iniquidades, y ahora no hay nada que me pueda separar del amor de mi Señor y mi Dios Jesus. Amen. Amen.


Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.