miércoles, 3 de agosto de 2011


El Señor Jesús me ha ensenado a declarar con confianza en Su Palabra.

Proverbios 10:11; Marcos 11:24-26; 2 Romanos 8:14;  Corintios 4:13  
Fuente de vida es la boca del justo, pero la boca del malvado encubre violencia.

Les aseguro  que si alguno le dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, creyendo, sin abrigar la menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá.  Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán.  Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.
¿No son todos los ángeles espíritus dedicados al servicio divino, enviados para ayudar a los que han de heredar la salvación?

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.

Escrito está: «Creí, y por eso hablé.»  Con ese mismo espíritu de fe también nosotros creemos, y por eso hablamos.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

Las palabras de Mi corazón es un reservorio y mi boca una fuente de declaraciones de Palabra de Dios y hoy vivo por mis delaciones que hice en el pasado, y hoy declaro según me guía el Espíritu del Señor Jesús, como quiero estar en el futuro de acuerdo a Su voluntad de Señor.


Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.